El visado convierte a los bolivianos en la segunda comunidad latina

El Periodico, JUAN CARLOS ROSADO, 01-04-2007

Con los 250 pasajeros (50 de ellos menores) que a media tarde aterrizaron en Barajas en el vuelo MPD302 de Air Comet (solo un par de viajeros fueron retenidos por los agentes de la aduana), España cerró ayer definitivamente la puerta a la entrada de ciudadanos bolivianos sin visado. Decenas de miles han entrado desde octubre. ¿Cuántos? La prensa boliviana publicaba ayer las cuentas que la embajada española en La Paz ha realizado sobre tan masiva migración. Calculan las autoridades de aquella legación que en España viven ya, con o sin papeles, entre 200.000 y 300.000 bolivianos. Si así es, pueden ser ya, codo con codo con los colombianos, la segunda comunidad latinoamericana más nutrida, por detrás de la ecuatoriana.
Hasta 265.141 colombianos había censados en España el 1 de enero del 2006. En esa misma fecha, había 139.802 bolivianos. A los primeros se les exige visado desde el 2001. A los segundos, desde hoy. La publicación del próximo censo oficial aclarará las cifras, pero los padrones municipales son una pista. El de Barcelona, con fecha de 1 de enero del 2007, revelaba que los bolivianos ya son la segunda comunidad extranjera de la ciudad, cuando un año antes era la octava.

TEMOR A LA LLEGADA
Desde esa perspectiva hay que entender la importancia del aterrizaje, ayer, del vuelo de MPD302 de Air Comet. Este partió del aeropuerto de Viru Viru de Santa Cruz (Bolivia) a las siete de la mañana (hora española) cargado de unos pasajeros que no las tenían todas consigo. El temor era bien visible en rostros como el de Marlene Cruz, que esperaba impaciente la llegada de sus dos nietas de 5 y 6 años. “Mi yerno, que trabaja en España desde hace cuatro años, ha viajado a Bolivia para traérselas y hacer la reagrupación familiar”, contaba.
Marlene confesaba emocionada que se les había hecho “muy duro” haber estado tres años sin ver a las pequeñas. “No podíamos esperar más, sobre todo después de lo del visado. Las niñas ya no deben de conocer a sus padres”, relataba. Curiosamente, Marlene no ve con malos ojos que a sus compatriotas les exijan el polémico visado. “Es una forma de que lleguen las ofertas de trabajo a través de la embajada y evitar así la especulación. Lo que no puede ser es que te cobren tanto por venir hasta aquí y que luego o te devuelvan a casa o te encuentres con que no tienes trabajo para poder devolver el dinero prestado”, denunciaba.

200 FAMILIARES
El miedo de Marlene era el mismo que atenazaba a las cerca de 200 personas que esperaban la llegada de sus familiares agolpadas tras la barandilla de la salida. Muchos de ellos, no pudieron contener la ansiedad y sortearon la valla cuando, a eso de las seis y media de la tarde, comenzaron a desfilar los primeros pasajeros. Hubo gritos, muchas lágrimas y hasta aplausos para desahogar tanta emoción contenida. Tampoco faltaron las quejas contra los cámaras de televisión por taparles la visión de la puerta de salida. Pero al final, los temidos funcionarios de extranjería abrieron la mano y muy poca gente se quedó sin ver aparecer a la persona que esperaba. “Sólo he visto a dos hombres retenidos por no tener la carta de invitación”, explicaba una joven pasajera llamada Isabel. Mientras, una mujer poco partidaria del visado le gritaba a un joven que hablaba para las televisiones: “¡Diles cómo tratamos a los extranjeros en Bolivia!”.

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