Sus motivos tendrá el psiquiatra don Imanol Querejeta para cuanto expone en un artículo del DV, pero indicar que los jóvenes prefieren antes comprarse un buen coche que tener un hijo me parece una ligereza, y un menosprecio a los mismos. Muchas parejas desean emanciparse y tener hijos, pero un coche se deja en la calle y se vende cuando no se puede tener; un hijo necesita una casa, cariño, tiempo para dedicárselo y es para toda la vida, salvo que pretenda que hagamos como esos inmigrantes rumanos que dejaron al niño en el coche mientras ellos trabajaban; o como en otros países que muchos de ellos se crían en la calle.

Este año, la revista Forbes incluía en su lista de multimillonarios a nueve españoles, todos ellos relacionados con el «ladrillo». Los jóvenes se tienen que hipotecar hasta 50 años para poder pagar un piso que posiblemente no pasará de dos habitaciones. Con estas perspectivas, unido al escaso sueldo que perciben, no es de extrañar que el índice de natalidad en Gipuzkoa sea del 1,8. Con estos datos, que no nos quieran vender que necesitamos más inmigrantes para cubrir la escasa natalidad. La solución sabemos todos cuál es, pero los que podrían hacerlo: grandes empresarios, ayuntamientos y políticos prefieren resolverlo de otra manera mucho más atractiva para sus ambiciosos intereses económicos.