El director de Migraciones de Bolivia y los ejecutivos de la compañía Lloyd Aéreo, detenidos por estafar a los inmigrantes La esperanza de los últimos 400 pasajeros bolivianos que ayer salieron rumbo a España en avión y sin visa, se cruzó con la amargura de los 79 deportados del crucero Sinfonía, en el mismo lugar: el aeropuerto Viru Viru de Santa Cruz, al sur de Bolivia. Unos partieron llorando y se despidieron de sus familiares sin saber si los volverán a ver en poco tiempo, por el riesgo de ser rechazados por la Policía española, y los otros aterrizaron anunciando que demandarán al Estado español por «discriminación».

Ojerosos, agotados y algunos arruinados, se abrazaban, sin poder contener las lágrimas, a los familiares que dejaron en Bolivia. «Todavía no asumo lo que me ha pasado – decía sollozando una mujer que no quiso dar su nombre – . He vendido mi casa y no tengo adónde ir. En España me han roto todos los sueños, ya no tengo ilusiones. Lo único que quería era trabajar allí».

Otra joven comentaba en un susurro, antes de desaparecer entre la multitud: «Ha sido un trauma ir de puerto en puerto sin poder bajar. No puedo explicarle como te hacen sentir. Como si estuvieras apestada». La Policía española no dejó descender del barco a 86 pasajeros bolivianos y sólo cuatro lograron bajar en Cádiz y tres en Génova (Italia), porque tenían sus papeles en regla. Los otros 79 fueron repatriados sin contemplaciones.

La compañía Aerosur adelantó su vuelo hacia Madrid en un intento de vencer el plazo fatal. Debía despegar al mediodía de ayer, pero lo hizo a la una de la madrugada, para que los últimos pasajeros llegasen antes del 1 de abril. Horas antes había despegado otro vuelo con otros 400 bolivianos rumbo a España.

Muy nervioso, el pasajero Marcos Beltrán, se abrazaba a su hijo mientras confesaba: «Me voy con el dinero justo. Allá (en España) me esperan mi esposa y otros dos hijos. Quiera Dios que pase».

De la angustia por viajar se han aprovechado decenas de agencias de viajes clandestinas, que han prometido espacio en los aviones, reservas de hotel en España, seguros de viaje, cartas de invitación y todos los requisitos para entrar como falso turista. Muchas de ellas han estado estafando a cientos de viajeros.

El colmo de la corrupción lo ha protagonizado el departamento de Migración. Las denuncias de varios bolivianos han destapado que varios funcionarios llevaban meses traficando con los pasaportes. Se exigía entre 400 y 600 dólares para agilizar los trámites. El director de Migraciones de Santa Cruz declaró ante la policía más de cinco horas, antes de ingresar en una celda a la espera de juicio. El Gobierno ha depurado fulminantemente al personal de las oficinas de cuatro de las nueve regiones de Bolivia. En Santa Cruz, además de nombrar nuevo directorio, se ha despedido al 50% de los funcionarios, y en Cochabamba al 40%. Las oficinas de Oruro y Trinidad han cesado sus directores. Entre rejas también están los ejecutivos de la compañía Lloyd Aéreo boliviano (excepto su presidente, fugado del país) por permitir la sobreventa de pasajes y dejar en tierra a 1.200 personas. Mientras tanto ya son 100 los pasajeros que continúan en huelga de hambre frente a los mostradores de la compañía, en Cochabamba y exigen la devolución de su dinero.

El presidente Evo Morales criticó ayer la petición de visado para entrar a Europa y reclamó comprensión al Gobierno español: «Cuando la migración era de Norte a Sur nadie decía nada y la aceptábamos con paciencia, cuando es de Norte a Norte se arreglan entre ellos, pero cuando es de Sur a Norte construyen muros y piden visas».