La falta de una sede no le impide desarrollar su función social con el máximo interés. Salas debe tratar los asuntos vecinales tanto en la cola del supermercado como en el mostrador del banco.



¿Cuánto tiempo tiene la asociación?

Somos un colectivo joven que todavía no tiene ni dos años, por eso nuestras ganas de luchar por las cosas del barrio están intactas. Nos asociamos para crear un vínculo con la colonia de inmigrantes que viven en el barrio y de momento nos saltó el problema del metro, que iba a destrozar nuestras calles.

¿Y se solucionó?

Sí pero tuvimos que luchar durante más de un año y medio. Desde el primer momento expusimos que el metro no podía pasar por el paseo de los Tilos porque los edificios sufrirían daños. Y cuando lo estudiaron en serio, nos dieron la razón.

¿Cuáles son sus principales objetivos en la actualidad?

Sobre todo luchamos para conseguir que los espacios industriales que hay en la barriada no se utilicen para construir nuevos edificios. También solicitamos que se adecenten los bloques más antiguos y que se mejore el transporte público que recorre las calles de Cruz del Humilladero.

¿Cómo se encuentra el debate de la peatonalización?

Hay dos posturas muy enfrentadas. Por un lado se encuentran los vecinos, que quieren calles cerradas al tráfico por las que poder pasear con tranquilidad; por el otro, están los comerciantes, que se oponen porque piensan que les restaría clientes. Nosotros creemos que se debe priorizar al peatón sobre los vehículos.

¿Es importante la actividad comercial en la zona?

Los comercios tradicionales gozan de muy buena salud. Incluso muchas personas sólo compran en el barrio y no acuden para nada a los negocios del Centro. El problema lo tenemos con las tiendas que están creando los inmigrantes, en su mayoría locutorios, que no tienen un objetivo claro y que están afectando en gran medida a la diversidad que antes había en todas nuestras calles.