El profesor de la Universidad de Baleares Pere Salvá subrayó ayer que aunque ese archipiélago es similar a Canarias en la dependencia económica del turismo, ha conseguido evolucionar de un modelo de “consumo del territorio” a otro parecido “a una nueva California” y subrayó que no ve factible la creación de una ley de residencia, porque ni las comunidades autónomas ni el Estado tienen competencias para limitar un derecho comunitario, como es el de la libre circulación de personas

Así lo consideró el profesor del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Baleares tras ofrecer una conferencia en un seminario internacional organizado por el Cabildo de Tenerife para debatir sobre el crecimiento de la población en islas.

Salvá destacó que en este asunto hay dos diferencias y la primera es que en Canarias hay una densidad de población mucho más grande, ya que sólo en Tenerife es “significativo” que vivan unas 800.000 personas, mientras que en todas las islas de Baleares se aproximan al millón. La segunda diferencia “bastante importante” se refiere a que, aunque en el crecimiento demográfico el peso de la inmigración es parecido, el 90% de los inmigrantes que llegan a Baleares lo hacen por vía aérea o marítima y entran como turistas con visado legal por Madrid o Barcelona.

Fenómeno “dramático”

Ello implica que estos inmigrantes “se pueden permitir pagar un pasaje”, mientras que en Canarias se produce el fenómeno “dramático” de la llegada de pateras.

Por su parte, el profesor titular de Geografía Humana de la Universidad Autónoma de Madrid, Julio Vinuesa, dijo ayer que la inmigración es un fenómeno “coyuntural” y vincularla con la demanda de más financiación es “un análisis insuficiente que puede dar lugar a valoraciones sesgadas de la realidad”.

Vinuesa, quien trató en su conferencia sobre el crecimiento de la población como reto para la planificación, reconoció que la imagen que se percibe es la de la llegada de inmigrantes que prácticamente invaden el territorio, cuando a su juicio este fenómeno “se sale de la dinámica demográfica” y es “puramente accidental”.

Abogó por analizar este fenómeno “en su conjunto” y en el contexto del desarrollo de un territorio, ya que “a lo mejor se está favoreciendo que haya un crecimiento ilimitado de mano de obra para la construcción porque ahora viene bien, y sin embargo luego nos fijamos en que demandan recursos para educación y sanidad”.