El Ayuntamiento atribuye el descenso a las bajas de inmigrantes en el padrón No ocurría nada parecido en los últimos siete años. Valencia se había acostumbrado a un crecimiento continuo de la población empadronada por la fuerte llegada de familias inmigrantes, aunque la última rectificación padronal ha supuesto el primer descenso desde 2000, al alcanzarse la cifra de 800.666 habitantes, según confirmó a LAS PROVINCIAS el concejal de Administración General, Vicente Igual.

El delegado presentará los datos hoy en la comisión y tras su posterior pase por el pleno se informará al Instituto Nacional de Estadística. Es, por lo tanto, un balance provisional, que el organismo estatal debe validar. El edil comentó como probable un recorte añadido de varias miles de personas, una vez que se cruce toda la información con la del resto de municipios.

El proceso es siempre el mismo y supone que el último empadronamiento es el que vale, para restarse los anteriores que siguen vigentes. Igual comentó como motivo principal del descenso el fuerte movimiento de población inmigrante, sobre todo en lo que se refiere a “personas que trabajan en la recogida de cosechas durante poco tiempo”.

La práctica siempre es la misma, destacó. Los temporeros se inscriben en el padrón del Ayuntamiento donde residen durante unos meses, con el deseo de regularizar al máximo si estancia. Aún así, esto no garantiza que obtengan permiso de residencia, en el caso de que carezcan de dicha documentación.

Los últimos datos que maneja el Ayuntamiento es que la población actual ronda los 804.000 habitantes. El 1 de enero de 2006, la última fecha oficial hasta que se apruebe hoy la nueva, superó por primer vez la barrera de los 800.000 vecinos, que se le había resistido a Valencia a pesar de ser la tercera ciudad española, con un área metropolitana con la que suma 1,5 millones de habitantes.

Es más, en los años 80 y 90 se produjeron continuos altibajos de población, que coincidieron con la creación de grandes urbanizaciones en las comarcas de l’Horta y Camp de Turia. Los aledaños de la autovía de Lliria, la CV – 35, se han poblado en su mayor parte con antiguos vecinos de Valencia.

El fenómeno de la inmigración motivó desde 2001 una subida espectacular, que se ha notado en la fisonomía de muchos barrios, como Orriols y Ruzafa. Comercios, iglesias de confesiones minoritarias y sedes de asociaciones culturales de sus países de origen llenan muchas de las plantas bajas.

En algunos casos se han producido pequeños conflictos de funcionamiento de servicios públicos. El padrón, sin ir más lejos, se colapsa con colas kilométricas cada vez que corre el rumor de una legalización masiva de inmigrantes en Valencia. El gobierno municipal tuvo que reforzar este servicio, tanto en el edificio principal como en las siete juntas de distrito.

Según el último estudio de población extranjera elaborado por el Ayuntamiento, los inmigrantes suponen el 12,4% del padrón, un porcentaje algo inferior a lo que ocurre en Madrid (16,6%) y Barcelona (15,9%). Este porcentaje equivale a una cifra de unos cien mil vecinos.

Por nacionalidades, en las europeas dominan con claridad los rumanos (6.027 personas), seguidos de italianos (3.724 vecinos) y de los búlgaros (2.938 habitantes). De África, los países con más presencia de población en Valencia son Marruecos, Nigeria y Argelia, mientras que de América del Sur, la clasificación está dominada por los ecuatorianos, con los colombianos y los bolivianos en segundo y tercer lugar respectivamente.

La población nacida en Ecuador alcanzan las 18.540 personas, muy por delante de cualquier otra nacionalidad. A modo de anécdota, la minoritaria de este continente es Paraguay, país de donde proceden sólo 549 vecinos. De Suiza, país ganador de la Copa América, con sede en Valencia, son 104 personas.

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