MUNDO

La violencia urbana provoca el primer cuerpo a cuerpo directo entre Sarkozy y Royal

El candidato conservador y la socialista discrepan sobre la actuación policial en los disturbios en una estación de París

Diario Vasco, FERNANDO ITURRIBARRÍA/CORRESPONSAL, 29-03-2007

PARÍS. DV. El tema de la violencia urbana irrumpió ayer con fuerza en la campaña presidencial francesa al calor de los graves enfrentamientos entre policías y jóvenes registrados el martes en una céntrica estación de París. La espectacularidad de los incidentes a sólo veinticinco días de las elecciones provocó el primer cuerpo a cuerpo directo entre los dos principales candidatos al Elíseo, la socialista Ségolène Royal y el conservador Nicolas Sarkozy, que llevaban varios asaltos de tanteo.

La refriega, saldada con nueve heridos y trece detenidos al cabo de siete horas, se originó por la resistencia de un viajero sin billete a los revisores de la Estación del Norte. Según las autoridades, se trata de un congolés de 32 años en situación irregular desde 1984, con antecedentes penales como delincuente multirreincidente y objeto de una orden de expulsión, que agredió a los agentes de la compañía de transportes. La respuesta policial, juzgada brutal por testigos, desencadenó un estallido de actos vandálicos, saqueo de comercios y hostigamiento a las fuerzas antidisturbios.

Los enfrentamientos en el metro trajeron a la memoria la ola de violencia juvenil que sacudió a decenas de barrios conflictivos de Francia en el otoño de 2005, que acabó con más de 10.000 vehículos incendiados y obligó al Gobierno a decretar temporalmente el estado de emergencia.

«Por supuesto que los viajeros deben pagar su billete. Pero que un simple control pueda degenerar en un enfrentamiento tan violento prueba que algo no funciona», opinó Royal, quien denunció «el fracaso en toda regla» de la gestión de Sarkozy en el Ministerio del Interior que dejó el lunes para consagrarse a la campaña. La candidata socialista reiteró su intención de «crear una policía de barrio para sustituir a la policía de proximidad tan torpemente suprimida por la derecha».

En el lugar de los hechos, donde tomó un tren con destino a un mitin en Lille (norte), Sarkozy arremetió contra la ideología izquierdista heredada de Mayo del 68 por haber «conducido a tolerar lo intolerable». «Si Royal quiere regularizar a todos los sin papeles y si la izquierda quiere estar del lado de quienes no pagan su billete en el tren, es su elección, no la mía. Yo no estaré del lado de los defraudadores, tramposos y deshonestos, sino del lado de las víctimas», afirmó.

El centrista François Bayrou, tercero en discordia según los sondeos, también se sumó a los ataques a Sarkozy, con quien coincidió en el Gobierno de Edouard Balladur, al deplorar que haya hecho de la Policía «una fuerza únicamente de represión». Desde la derecha extrema, el eurófobo Philippe de Villiers dramatizó sobre los desmanes de «bandas étnicas y de bárbaros, resultado de la inmigración incontrolada y la permisividad generalizada, que marcan su territorio móvil en mano». El ultraderechista Jean Marie Le Pen permaneció silencioso, como hizo en la crisis de los suburbios en el otoño de 2005.

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