GENERAL
Pasajeros especiales
El Correo, , 29-03-2007Si te lleva el diablo que te lleve en Cadillac, debieron de pensar los 86 bolivianos que se embarcaron en el buque de pasaje ‘Sinfonía’ en el puerto brasileño de Fortaleza para hacer un crucero por Europa. Después de 18 días de viaje, el barco ha hecho escala en tres puertos españoles, en los que la Policía ha tomado medidas de custodia para impedir el desembarco de los pasajeros bolivianos por carecer de la documentación que permita su entrada legal en territorio Schengen. Solamente cuatro de los 86, que tenían un billete de avión para la vuelta entre París y Río de Janeiro fueron escoltados hasta un aeropuerto para que iniciaran el viaje de vuelta.
Ayer llegaron a Valencia, donde se repitió la operación que ya había tenido lugar antes en Santa Cruz de Tenerife y en Cádiz. La Policía revisó la documentación de todos los pasajeros que deseaban bajar a tierra durante la estancia del barco en puerto – en total son más de 500 – e impidió la salida de los 82 bolivianos que todavía quedan a bordo.
La patera o el cayuco no son los únicos medios de locomoción que emplean los inmigrantes sin papeles para llegar a la tierra prometida, una tierra donde mana leche y miel, al decir del Éxodo y en esa inquebrantable determinación que anida en las almas que carecen de oportunidades y cuyos soportes físicos pasan hambre. Es también una expresión de una fe que hace más de un siglo había definido Ambrose Bierce en su ‘Diccionario del Diablo’ a continuación de la voz «inmigrante»: «persona desinformada que cree que un país es mejor que otro».
No son tampoco un recurso barato. Una plaza en un cayuco cuesta a veces los ahorros de toda una vida y como es sabido, la mayor parte de la inmigración que ha llegado en los últimos años no ha sido en frágiles pateras, sino en aviones en vuelo regular. No se había producido hasta ahora ningún caso como el de estas personas que han puesto la ilusión y la esperanza de su vida en el lugar donde los otros pasajeros se divierten. Pocas veces es más patente la existencia de dos mundos que se desconocen, aunque los dos estén en éste.
(Puede haber caducado)