La vivienda ya es el problema que más preocupa a los barceloneses
El Periodico, , 27-03-2007El acceso a la vivienda es, por primera vez, el problema que más preocupa a los barceloneses. El aumento sostenido de los precios de los pisos en la ciudad ha hecho que esta inquietud supere a la inseguridad ciudadana, que hasta ahora lideraba todas las quejas en las consultas municipales. El problema, según la encuesta sobre valores sociales que realiza cada cuatro años el ayuntamiento, preocupa al 36,7% de los barceloneses, seguido de la inseguridad (28%), el paro y el trabajo precario (23,7%) y la inmigración (15,7%).
La preocupación por los precios de la vivienda también se hizo notar en otros apartados de la encuesta sobre valores sociales. Un 55% de los entrevistados opinan que es grave o muy grave comprar un piso no para vivir, sino para ganar dinero con él, mientras que un 50,5% piensan que ocupar una casa abandonada es poco grave o nada grave. A pesar de ello, una clara mayoría tiene una mala imagen de los okupas: cuentan con la desaprobación de un 71% de los entrevistados, una cifra similar a las encuestas del 2002 y de 1998.
La percepción de gravedad del problema de la vivienda aumenta entre los apolíticos, los simpatizantes del centroizquierda y los jóvenes entre 15 y 34 años. Por otra parte, los mayores de 45 años y los simpatizantes de políticas de centroderecha se encuentran entre los más preocupados por la inseguridad.
DESINTERÉS POR LA POLÍTICA La encuesta sobre valores sociales también describe al barcelonés medio como un ciudadano desinteresado por la política, que confía poco en las instituciones y que cada vez valora menos el trabajo y los estudios como medio de socialización (solo los percibe como herramientas para poder obtener dinero).
Dentro del espectro político, los barceloneses se encuentran ligeramente inclinados hacia la izquierda y se consideran tan españoles como catalanes. También desaprueban la pena de muerte (la apoya el 11,3%, frente al 16,7% de hace cuatro años), y disminuye el apoyo al nacionalismo (32,1%, ocho puntos menos que en el 2002) y a la independencia de Catalunya (29,5%, cuatro puntos menos que entonces).
Se deduce de la encuesta, cuyos resultados finales aún no se han terminado, que los barceloneses perciben la inmigración como un fenómeno que es necesario asumir para mantener las pensiones en el futuro y para cubrir puestos de trabajo con escasez de mano de obra. En los resultados tampoco se ven reticencias hacia los extranjeros. La mayoría respondió que no le importaría matricular a un hijo en un colegio de mayoría inmigrante o tener una mezquita al lado de casa.
La familia y los amigos conforman el ámbito social que más genera satisfacción a los ciudadanos, y los salarios y la situación económica es lo que menos alegrías aporta. Los barceloneses dan una nota a su vida de 7,4, una décima menos que hace cuatro años.
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