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Repatriados: Los salvadoreños doblemente rechazados
ND, , 20-03-2007Un rebaño de cabras y algunos perros que deambulan por los contornos de las oficinas de trámite en la Frontera La Hachadura, en el Municipio de San Francisco Menéndez, Ahuachapán, se dispersó al mediodía del jueves, con la entrada de 2 buses de «turismo» con placas mexicanas.
Los tórridos 35 grados centígrados de temperatura, es el único ‘abrazo caluroso’, que recibieron de su tierra los 102 deportados, procedentes de los distintos estados fronterizos México – Estados Unidos.
Muchos de ellos, con acento mexicano expresaron el cansancio y las vicisitudes del viaje; su frustración por la captura y sus inamovibles razones para seguir intentando llegar a su «particular» sueño americano.
«La apuesta es simple», sugiere sin mayor reflexión Manuel Martínez, sonsonateco, de 29 años, quien salió de El Salvador por falta de oportunidades laborales.
‘Que te puedo decir. aquí está dolarizado pero, los sueldos que te pagan, tienen el valor del colón o sea, te dan poco, pero cuando comprás lo hacés en dólares. Todo caro, no hay empleos. y los que hay no son ni buenos»Sobre su travesía, Martínez explicó que la falta de dinero, para el pago de ’mordidas’, fue un elemento determinante en su repatriación.
’Estaba ya en Nuevo Laredo, cuando los federales (mexicanos) me pidieron 4 mil dólares, para dejarme ir y llegar a los Estados Unidos, pero ya no tenía ni dinero, ni ropa, ni nada. estaba cansado, tenía 18 días de caminar y llegar a mi destino pero no pude, pero ¿sabés? Lo voy a intentar de nuevo».
Ese pensamiento no sólo era de Manuel, de los 102 repatriados, entre ellos 14 mujeres, después de someterse a un chequeo obligatorio fronterizo de identidad por agentes de la Dirección General de Migración y Extranjería, 30 se tomaron un descanso se media hora y partieron hacia Guatemala de nuevo.
Concepción (nombre ficticio) tiene 22 años, realizó su viaje junto a una ‘amiga’ de igual edad, desde su natal San Miguel, bajo la responsabilidad de un «coyote». Pero en Monterrey, la policía migratoria mexicana las descubrió.
«Estuvimos 3 días en Comitán, 2 días en Tapachula, todo estaba bien, dormíamos en un hotel pequeño, cuando llegó la migra. creo que fue un dedazo, porque nos fueron sólo a traer y después de una semana de encierro, me mandaron para acá»,
Sobre próximo planes, Concepción expresó su nostalgia por su hogar, pero la realidad es otra y es la que debe atender «me voy a regresar. porque ¿de qué me sirve quedarme?, si tengo que pagar mis deudas de este viaje y mantener mi familia. Tomó sus pocas pertenencias y descansó junto a su amiga, luego cruzaron el Río Paz , hacia Guatemala.
El primer grupo salió a los 30 minutos y ellas lo hicieron a los 50 minutos de haber llegado a su país.
Las quejas más frecuentes fueron el frío, el hambre y hacinamiento que les tocó experimentar en diversos centros de detención. «Juan», de 22 años, sonsonateco, con 2do. Año de bachillerato, afirmó que capturaron junto a ellos a unos traficantes y un alijo de droga. Y ya en el centro de detención les tocó a ellos bajar las cajas, y no les dieron alimentación.
«Es muy duro, porque no puedes, ni tienes como protestar. nos toca aguantar chantajes, no hay autoridad consular que nos ayude, estamos a la buena de Dios, pero quedarse en el país es peor, no tienes empleo, ni casa, sacrificás tu familia, pero, después cuando allá mandás el dinero ellos subsisten, esa es la realidad».
Los cambistas y los llamados del transporte a Sonsonate, Cara Sucia y Ahuachapán se instalan de inmediato, es un remolino de gritos y ofertas, pero mucho de los migrantes carecen de todo, muchos de ellos, se lograron de una pequeña maleta, sino sólo un abrigo en su hombro.
Jorge, de 30 años, originario de San Vicente, explicó que los migrantes que logran llegar a los Estados Unidos, también sufren discriminación y persecución policial.
Este vicentino vivió por más de 2 años en San Francisco, California, como jardinero de residencias y oficinas, se encontraba precisamente en un jardín abierto, cuando fue capturado por la policía metropolitana, donde fue maltratado.
«Lo que estamos sufriendo allá es terrible, se esta discriminando a la gente, los centros de detención no te respetan, te tratan como si fueras alguien malo y uno tiene un trabajo honrado. Allá yo ganaba 10 dólares la hora, y aquí sólo se encuentran pagando 3.50 el día, con eso no se puede vivir»,
Cansado por el viaje, sofocado por el calor, Jorge se perdió entre las humildes casas y calles del municipio de Francisco Menéndez, no sin antes expresar su anhelo de volver a San Vicente, ver a sus hijos e intentar «mejorar su situación económica», claro, en los Estados Unidos.
Después que los autobuses parten hacia la ciudad de Tijuana, México, la modorra de las primeras horas de la tarde comienza a sentirse de nuevo.
Los cambistas de moneda extranjera y vendedores lo resienten. Any, una cambista, afirmó «aquí (en la frontera), desde que pasó lo de los diputados (del PARLACEN), sólo hay tránsito comercial, los furgones llevan carga pero esos no se detienen en carretera. turismo. aquí no sale nadie, y si lo hacen van ahí nomás .a Ciudad Pedro de Alvarado, más allá es peligroso».
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