MÁS DE 90 OBREROS que trabajaban en régimen de esclavitud han sido liberados en la Ribera navarra. En la operación han sido detenidos 17 patronos y seis empresarios figuran como imputados. Los patronos captaban a los trabajadores en Portugal, fundamentalmente en estaciones de transporte público y albergues de Lisboa y Oporto. Los obreros vivían en unas condiciones infrahumanas, haciendo sus necesidades en la calle al carecer de aseo el habitáculo que les facilitaban como residencia, con una sola vestimenta, la misma que utilizaban en su trabajo. Cobraban entre 10 y 15 euros a la semana, más el alojamiento, la comida y un cartón de tabaco, y no tenían contratos ni seguridad social. El patrono que les captaba, sin embargo, se quedaba con más de 300 euros a la semana por trabajador explotado. Una auténtica vergüenza que produce repulsión sin límites. La sociedad no debe permitir que existan enclaves de explotación. Nuestra obligación cívica es denunciar y derribar hasta el más pequeño síntoma de esclavitud, de injusticia social que vislumbremos. El rechazo a estos comportamientos desalmados es una cuestión de supervivencia colectiva, y ahí no cabe mirar para otro lado.