Bailén 22, el local de estriptís donde – – según ha constatado el ayuntamiento – – se ejerce la prostitución, cerró anoche las puertas tras varias semanas de estar en el ojo del huracán. Las quejas vecinales, que se remontan a siete años atrás, la inspección municipal realizada en febrero tras la que se ordenó el cese de la actividad no autorizada y la redada policial con detenciones del pasado sábado llevaron a la dirección del local a no abrir.
La empresa ha optado de momento por el cierre voluntario, que anoche ya levantó quejas de los vecinos. Estos exigen que se produzca un cierre dictado desde el ayuntamiento y que se garantice la no reapertura.

SOSPECHA DE PACTO La presión de las últimas semanas, unida al anuncio del ayuntamiento de intentar también la vía penal para precipitar un cierre rápido, como consecuencia de la redada del fin de semana, han llevado a los dueños del local a suspender la actividad de forma brusca. Por la tarde, los vecinos se sorprendieron al ver que el supuesto burdel no abría sus puertas. Un portavoz mostró su indignación ante la “lentitud del ayuntamiento, que no ha hecho su trabajo estos años”.
Los vecinos temen que el cierre voluntario oculte alguna estrategia pactada con el consistorio para frenar la ofensiva judicial. “Si cierran de esta manera – – sin que se produzca un precinto oficial – – , a lo mejor vuelven a abrir en cuanto se enfríe la situación”, se quejó la misma fuente.

PULSO
Precisamente, algunos vecinos de esta zona del Eixample asistieron el martes al pleno del distrito para reclamar por enésima vez la clausura inmediata del establecimiento, cuyo gerente fue detenido el sábado – – y posteriormente puesto en libertad – – por un delito contra los derechos de los trabajadores, otro relativo a la prostitución y un tercero de favorecer la inmigración ilegal.
“Estamos contentos, pero incrédulos”, le dijo una vecina durante el pleno a la concejala del Eixample, Assumpta Escarp. “Esperamos que no todo se reduzca a poner unos extintores para hacernos creer que todo está en orden”, agregó. La noche del martes, los vecinos no entendían que, pese a tener licencia de café teatro y realizar otras actividades, siguiese abierto.
Los vecinos del entorno han presentado en los últimos meses ante el ayuntamiento documentación que, a su juicio, prueba que Bailén 22 es un club de alterne. “No hacía falta una redada para descubrir algo tan evidente”, dijeron. Escarp replicó que la actual situación de Bailén 22 responde a “las demandas vecinales y la actuación municipal”.