Los negros quieren contar
El Periodico, , 15-03-2007En Francia no hay ni negros ni árabes ni asiáticos. Solo franceses. Esta afirmación, discutible a simple vista, centra un debate cada vez más apasionado. Todos los ciudadanos de la República son franceses, pero ¿hay que contar a las minorías étnicas? Desde 1978, censar a las personas por características étnicas está prohibido, pero cada vez hay más partidarios de acabar con la hipocresía y reconocer la realidad y la diversidad. Contra esta pretensión, se elevan los defensores del ideal republicano.
El diario Libération ha publicado un manifiesto suscrito por 80 investigadores, las principales asociaciones antirracistas y la mayoría de los sindicatos en el que los firmantes salen al paso de los promotores de las estadísticas étnicas. Encabezado por Jean – François Amadieu, director del Observatorio de las Discriminaciones de la Universidad de la Sorbona, y firmado, entre otros, por el demógrafo Emmanuel Todd y el especialista en el islam Gilles Kepel, el texto concluye así: “Afirmamos nuestra adhesión al principio de igualdad, fundador de nuestra República, que prohíbe que el acceso a un empleo, una formación, un bien o un servicio pueda depender, incluso provisional y parcialmente, de la pertenencia o la no pertenencia a una etnia, una raza o una religión”.
Los mismos firmantes son conscientes de que ese principio muchas veces se incumple, pero consideran que los fenómenos discriminatorios pueden detectarse sin necesidad de que los individuos declaren su raza, su religión o incluso su orientación sexual. “Inútiles, las estadísticas étnicas son igualmente peligrosas”, dicen, y solo las entenderían como base para introducir la discriminación positiva en favor de las minorías, que rechazan.
En realidad, los firmantes no hacen otra cosa que apelar a la aplicación de la ley que, desde enero de 1978, prohíbe “recoger o tratar datos de carácter personal que descubran, directa o indirectamente, los orígenes raciales o étnicos”. Para cualquier encuesta o investigación sociológica que trate informáticamente este tipo de datos es necesaria la autorización de la Comisión Nacional de la Informática y las Libertades. Es lo que pidió la empresa de sondeos TNS – Sofres, que, a finales de enero, publicó la primera encuesta étnica hecha en Francia, que ha contribuido a animar el debate.
La encuesta pretendía censar el número de negros franceses y averiguar su opinión sobre las discriminaciones. Según el sondeo, encargado por el Consejo Representativo de las Asociaciones Negras, que preside Patrick Lozès, los negros mayores de 18 años son cerca de dos millones. El total, incluidos los niños, se estima entre tres y cinco millones. Un 56% de los consultados se consideran víctimas de algún tipo de discriminación racial (aunque solo un 12% a menudo; un 19% de vez en cuando, y un 25% raramente). De ellos, un 62% lo notan en los espacios púbicos y los transportes colectivos, un 42% en el trabajo y un 24% al alquilar una vivienda. De momento, los árabes se mantienen ajenos al debate.
Contra la discriminación
Como los partidarios de las estadísticas étnicas, que preparan otro manifiesto con unas 40 firmas, Lozès estima que conocer el número de integrantes de una minoría ayuda a denunciar las discriminaciones. Lo resume en una frase gráfica: “Contarse para poder contar”. Los opositores, en cambio, recuerdan la esclavitud, la colonización y hasta el régimen de Vichy, épocas en las que se fichaba a la gente por su origen. La confrontación no obedece a la división derecha – izquierda. Entre los candidatos a las presidenciales, el conservador Nicolas Sarkozy es más bien favorable al recuento, así como el centrista François Bayrou – – con matices – – , la comunista Marie – George Buffet y la ecologista Dominique Voynet. La socialista Ségo –
lène Royal está en contra.
Sin embargo, el diputado socialista y alcalde de Evry (banlieue de París) Manuel Valls es contundente: “Rechazar las estadísticas étnicas es considerar que todos los ciudadanos de la República reciben el mismo trato sea cual sea su color de piel y la ortografía de su nombre. Se trata de una hipocresía ingenua, de un mal francés que no quiere ver la realidad en nombre de los principios”.
(Puede haber caducado)