Dos nigerianos vivieron 17 días a pan y agua, escondidos en la parte más baja de un carguero maltés que este fin de semana llegó a Montevideo. Se ocultaron en un habitáculo metálico que durante las tormentas se llena de agua. Estuvieron a una gota de morir.

Subieron al barco sabiendo que podían morir en la primera tormenta de alta mar, porque eligieron colarse por una especie de cámara ciega situado en una zona del buque ubicada por debajo de la línea de flotación.

Hace algo más de dos semanas dos hombres residentes en Lagos, la segunda ciudad más populosa de África, en evidente estado de desesperación abordaron en forma clandestina la popa del buque de bandera maltesa Bulk America, esperando iniciar un viaje hacia un destino que desconocían.

Cuando la nave llegó al puerto africano, los jóvenes se jugaron a suerte y verdad colándose por una ranura que deja pasar la caña que mueve el timón del barco, donde existe un habitáculo ciego.

“Cuando el barco está cargado, ese lugar suele estar bajo la superficie del agua, y si ello no ocurre, las tormentas se encargan de llenarlo”, explicó a Ultimas Noticias el jefe de Relaciones Públicas de la Armada, Alejandro Añón. Resueltos a realizar la travesía como polizones, ambos jóvenes llevaron consigo un pequeño bolso con pan endurecido y algunas botellas de agua dulce, y allí montaron en ángulo una malla de pescadores que les sirvió de catre y sostén durante toda la travesía.

El cruce del Atlántico demoró 17 días, tiempo en el cual los secretos pasajeros consumieron completamente las magras reservas alimenticias y de líquido, cuando se produjo su arribo a Montevideo.

Al llegar al puerto, el Bulk America atracó en el antepuerto y las autoridades portuarias realizaron las inspecciones de rutina por toda la nave y hallaron la inesperada carga. Ayer al mediodía, los dos nigerianos fueron descubiertos al borde de sus fuerzas, y uno de ellos padeciendo una deshidratación importante.

De inmediato los trasladaron a tierra, donde se les realizó una primera revisación médica, y luego fueron llevados al hospital Maciel donde la urgencia los evaluó.

Hidratados y comprobado su estado general, los polizones fueron devueltos a la autoridad marítima, dando intervención a una organización no gubernamental de carácter humanitario que se dedica a la atención de estos casos.

Los jóvenes fueron entregados al Servicio Ecuménico de Dignidad Humana, para los eventuales auxilios que pudieran recibir en tierra.

DESESPERACIÓN

El capitán Alejandro Añón señaló que es infrecuente que a Montevideo arriben barcos con polizones.

“Parece claro que la condición social y económica de la cual esta gente proviene es terrible”, dijo.

De hecho, estos polizones abordaron un barco cuyo destino ignoraban y apostando a que la suerte les echara una mano, de manera que la situación de indocumentados fue el menor de sus problemas.

“Las condiciones del viaje que hicieron fueron infrahumanas”, agregó.

La situación legal de los detenidos es confusa, aseguraron las autoridades a este matutino.

“Lo que sabemos en realidad es que son hombres de origen africano, porque no se sabe a ciencia cierta si realmente son nigerianos”, aseguró a Ultimas Noticias el capitán de Puerto, Guillermo Laurido. Explicó que Uruguay debe realizar consultas en Buenos Aires al consulado nigeriano para la región.

Fuentes de la Armada, entretanto, indicaron que los polizones serán devueltos en forma momentánea al Bulk America, hasta que su situación quede en claro.

UN PAÍS RICO PERO CON UNA ENORME POBREZA

Estos polizones vinieron de Lagos, una ciudad con 13,4 millones de habitantes que es la capital comercial de Nigeria.

Edificada en tierra firme y en una serie de islas rodeadas por lagos, la ciudad posee uno de los pocos puertos naturales de África que miran al océano Atlántico.

Dominada desde el siglo XV por los portugueses, fue puerto por donde se comercializaron especies, marfil y esclavos, pasando a manos británicas en el siglo XIX.

En la actualidad, las proyecciones demográficas indican que para el año 2020 esta metrópoli podría convertirse en la segunda mayor ciudad del mundo.

Pero la populosa urbe contiene millones de pobres en sus barriadas, viviendo en condiciones de penuria que obligan una emigración desesperada de los nigerianos que no se benefician de las ingentes riquezas minerales con que cuenta ese país.

Aún cuando el Producto Bruto Interno de Lagos es tres veces mayor que el de los demás países de África occidental, la miseria económica tiene perfiles severos e inquietantes.