Bush justifica en Guatemala las deportaciones pero pide al Congreso una reforma de la ley migratoria
El País, , 13-03-2007El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, expresó ayer en Guatemala la necesidad de una reforma migratoria exhaustiva en su país pero matizó que, mientras llega, su nación hará cumplir la ley de forma estricta. La inmigración y la lucha contra el narcotráfico centraron su reunión con el presidente guatemalteco, Óscar Berger. “Nuestro compromiso es tratar a las personas con respeto, pero también tenemos que respetar la ley”, afirmó Bush, en una rueda de prensa conjunta tras la reunión, en la que se vio acribillado por preguntas sobre la reforma migratoria estadounidense.
Según informa la CNN en su edición en Internet, el presidente estadounidense se mostró rígido ante las cuestiones relativas a la deportación de inmigrantes ilegales: “Estados Unidos impondrá la ley […] Va contra la ley dar cobijo a alguien que está en nuestro país de manera ilegal”. La cuestión es tremendamente sensible en Guatemala, ya que una décima parte de su población – 1,3 millones de ciudadanos – vive en Estados Unidos, el 60% de ellos como inmigrantes ilegales. Las deportaciones de ciudadanos guatemaltecos, que en ocasiones separan a los padres de sus hijos (estadounidenses de nacimiento), han causado indignación en este país.
Bush, que ha recomendado “compasión” para tratar ciertos casos, ha indicado que la mejor manera de mejorar el sistema actual es a través de una reforma migratoria integral que permita resolver la situación de los doce millones de inmigrantes ilegales que se calcula que viven en Estados Unidos. El presidente ha exhortado al Congreso a que presente un proyecto de ley migratoria que pueda recabar el consenso necesario entre demócratas y republicanos. “Es un proceso que lleva tiempo pero que merece la pena y es necesario”, ha indicado Bush, que ha apuntado que la reforma podría estar lista para agosto.
Nuevas protestas
Pocas horas antes de la llegada de Bush a la ciudad de Mérida, en el este de México, ya han comenzado las primeras manifestaciones en contra de su visita al país latinoamericano, aunque de momento no alcanzan la intensidad de las protestas que se han vivido en el resto de etapas de la gira del gobernante norteamericano. Un fuerte dispositivo de seguridad ha sido desplegado en las calles de Mérida, capital del Estado de Yucatán. Bush pondrá fin en México a su gira por cinco países de América Latina.
El presidente mexicano declaró el pasado fin de semana que durante su encuentro con Bush espera abordar temas comunes como la seguridad fronteriza, el narcotráfico, la migración y el comercio bilateral. Calderón insistió en la necesidad de que el Gobierno de Estados Unidos asuma acciones más agresivas para combatir el elevado y creciente consumo de drogas en su territorio que, según el mandatario, permite la existencia del narcotráfico en México.
Ambos presidentes, según la agenda establecida, se reunirán en una hacienda en las afueras de Mérida y realizarán una visita a las ruinas arqueológicas mayas de Uxmal. El lunes el diario mexicano Reforma divulgó una encuesta que reflejaba que el 37% de los mexicanos tiene una opinión desfavorable de Bush y sólo el 18% opina favorablemente del presidente estadounidense.
Estrategia contra el narcotráfico
Bush insistió además en la necesidad de una estrategia regional para la lucha contra el narcotráfico, que incluya a los países centroamericanos y México, y que cubra la formación de las fuerzas de seguridad y el intercambio de datos de inteligencia. Estados Unidos, afirmó, “estará junto a Guatemala en la lucha contra la corrupción y el narcotráfico”.
La gira de Bush por América Latina, que ya le ha llevado a Brasil, Uruguay y Colombia, concluirá en México. En cada parada el presidente de Estados Unidos ha querido transmitir el mensaje de que a su país “le importa la condición humana”, con lo que pretende contrarrestar la influencia del presidente venezolano, Hugo Chávez, y su petróleo barato en la región.
Como en cada etapa de su gira, en Guatemala las manifestaciones contra su presencia también han perseguido a Bush. Unas 500 personas se manifestaron en el centro de la capital, sin causar incidentes; mientras que en Iximché, donde Bush visitó unas ruinas mayas, la Policía disolvió con violencia una manifestación de agricultores indígenas.
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