SOCIÓLOGA Y EX-ASESORA DE NACIONES UNIDAS EN ESPAÑA
Ceuta: Isel Rivero: «Hay que insistir en la tolerancia, no sólo entre sexos, también entre culturas»
La socióloga y poeta cubana visitó Ceuta de la mano de la asociación Digmun para ofrecer una charla sobre violencia contra la mujer a las internas del Centro Penitenciario de Los Rosales
Diario Sur, , 11-03-2007Poeta, socióloga y ex asesora de información de la ONU en España. Isel Rivero, cubana exiliada en Estados Unidos desde los inicios del castrismo, ha trabajado durante cuarenta años en proyectos de desarrollo industrial, programas de promoción a la mujer para Naciones Unidas y diversas ONG. Hoy, jubilada desde el año pasado, «disfruta de la vida» sin olvidar su lucha por los derechos de la mujer. Fruto de este compromiso personal visitó Ceuta de la mano de la Asociación Digmun para conversar con las reclusas de Los Rosales sobre algo que, tristemente, conocen bien: la violencia contra la mujer.
Violencia doméstica; violencia en la familia, violencia machista, violencia contra la mujer… Tantos adjetivos para quedarnos al final con el tecnicismo ‘violencia de género’. ¿Cuál de todas estas acepciones prefiere?
El término violencia de género es un error de traducción que parte de la conferencia de Beijing. Cuando los traductores tuvieron que traducir ‘gender’, (sexo en inglés) los traductores se decantaron por género. Mi preferencia personal es llamar las cosas por su nombre: violencia contra la mujer. Violencia de género esconde el verdadero significado del problema. Para eso el español es muy flexible y el término violencia machista me parece también más claro y contundente porque efectivamente es eso, el patriarcado se manifiesta en una forma de violencia como es la subyugación de la mujer. De ahí parte el problema.
Es la liberación de la mujer, su cambio de estatus en las sociedades modernas, la raíz del problema?
Puede ser que el problema venga por ahí. Como yo lo veo, por un lado estamos nosotras, las mujeres. Las madres no están educando a sus hijos varones desde el principio de una forma más abierta, más consciente de lo que es una mujer, una hermana, una prima. Y por otra parte, los hombres no están aceptando las demandas de igualdad de las mujeres, tanto desde la vida pública como de la privada.
¿Se trata entonces de un problema educativo?
La educación es fundamental. Por donde quiera que cojas el problema, eventualmente tienes que remitirte a la educación.
En no pocas ocasiones se trata el drama de la violencia machista, especialmente los asesinatos de mujeres, como un fenómeno nuevo. ¿Es nuevo o se trata sólo de la punta del iceberg?
Desde el rapto de las sabinas hemos visto la violencia machista. Ya no se rapta a las mujeres pero sí se utilizan como esclavas sexuales, sí se viola en conflictos bélicos… No es una cosa nueva en tanto que la subyugación de la mujer está presente en todas las culturas. Y en todo el mundo, y con gran saña además. Ahora mismo se habla del feminicidio y no sólo en India o China una mujer tiene pocas posibilidades de nacer. No olvidemos lo que está sucediendo en las frontera de México, en Ciudad Juárez, o en Chiapas.
¿Cuál es la situación de la mujer en Ceuta? ¿Influye la condición de frontera?
No conozco muy bien Ceuta. Sé que es una ciudad multicultural en el sentido más amplio de la palabra, y está ahí la frontera, influyendo por tanto muchos factores, con lo cual aquí se dan todo tipo de manifestaciones sociológicas. Por eso hay que siempre insistir en la tolerancia no sólo en los sexos sino también entre culturas.
Si hablamos de mujer y derechos es obligado mirar hacia los países musulmanes
Ellas tienen la lucha muy avanzada ya. En los países musulmanes algunas mujeres se están enfrentando a los teólogos sobre las interpretaciones que se están haciendo del Corán. Esa es una batalla que debemos apoyar. Marruecos es un buen ejemplo, poco a poco, se está abriendo una brecha; en Egipto hay un movimiento contra la ablación genital; también en Libia e inclusive en Arabia Saudí. Y si las mujeres no pueden competir, se trata de buscar a hombres que tengan simpatía por la causa, por ejemplo abriendo escuelas de Internet, promoviendo las tecnologías de la comunicación… hay muchas formas pero son ellas las que tienen que tomar la determinación y nosotras desde aquí somos las que tenemos que apoyar.
¿Hay una solución para atajar un drama que parece in crescendo?
Sí que hay una solución. Se están volviendo a descubrir los fundamentos de la ilustración, se está volviendo a leer a Voltaire, a Rousseau, a Johnatan Swift. Hay un nuevo interés por recuperar lo olvidado. Hay algo que se está moviendo en contra del oscurantismo que se cierne sobre el mundo. Es el redescubrimiento de la Ilustración.
¿Cuál debe ser el papel del Estado ante la violencia contra la mujer?
Primero que nada hay que fortalecer la sociedad civil. Es necesario apoyo social, financiero y estructural, por eso mismo creo que es necesario fortalecer la democracia, y, aunque todos los países no tengan la misma concepción de democracia que tenemos en Europa, existen métodos de representación que es necesario usar. Y segundo, sin duda, insistir en la tolerancia, ese es el papel del Estado.
¿Y qué podemos hacer los hombres y mujeres de a pie?
Volvemos a la educación: el hombre no nace agresivo.
El feminismo es la única revolución del siglo XX que logró alcanzar su objetivo. ¿Qué le queda aún por hacer?
Estamos cambiando el mundo, nos está llevando mucho tiempo, pero lo estamos cambiando. Por ejemplo, el presidente de España se declara feminista. Cuando decías en los 70 que eras feminista eras una revolucionaria, una anarquista, el diablo. Ahora es algo normal. Ese es un salto cualitativo enorme en las democracias occidentales, lo que hay que ver ahora es cómo llevarlo a otros países para que las mujeres lleguen a donde ellas quieran llegar.
¿Es este el siglo de las mujeres?
sí. Absolutamente.
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