Sea bienvenido a Guatemala el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, quien mañana domingo iniciará una visita de dos días a nuestro país, dentro de su controvertido viaje por América Latina, que también comprende a Brasil, Uruguay, Colombia y México.

Tomamos nota del anuncio formulado por Bush, ante la Cámara Hispana de Comercio, en Washington, al iniciar este recorrido por nuestra región, cuando afirmó: “Llevaré a Latinoamérica, a sus trabajadores y campesinos, la certeza de que tienen a un amigo en Estados Unidos”.

Pues al amigo Bush deseamos expresarle que apreciamos la grandeza del pueblo estadounidense, que descansa en el trabajo y la creatividad de las corrientes migratorias de todo el mundo, acogidas sabiamente a lo largo de su historia. De aquel “crisol de razas” surgió la actual nación norteamericana, tal como lo expresó el visionario Bill Gates al Senado en Washington, esta misma semana, destacando que Estados Unidos necesita atraer a más trabajadores y más talentos, además de superar su actual sistema de inmigración que ya es obsoleto.

Además de nuestra conflictividad interna, amigo Bush, a los guatemaltecos nos preocupan prioritariamente hoy las graves violaciones que se están cometiendo contra los derechos humanos de nuestros migrantes en su país. Las propias agencias noticiosas estadounidenses están reportando que centenares de guatemaltecos son perseguidos, capturados y separados de sus esposas e hijos, como si se tratara de criminales. Está misma semana, según dichos reportes, 240 niños guatemaltecos quedaron desamparados, alejados de sus padres, durante las redadas antimigrantes efectuadas en centros de trabajo de New Bedford, Massachussets.

Asimismo, la agencia noticiosa estadounidense Associated Press’informó la semana anterior que las autoridades de Tucson, Arizona, comunicaron que inmigrantes guatemaltecos fueron muertos a tiros en el Bosque de Ironwood, mientras que otros se encontraban desaparecidos.

Los migrantes latinoamericanos, entre ellos los guatemaltecos, no son criminales, ni enemigos de Estados Unidos. Simplemente desean trabajo y una vida más digna. Sus derechos humanos, a la vida, la seguridad y al trabajo son universales y deben ser respetados. ¿Tienen en la Casa Blanca a un amigo…?