Marcados por el color de la piel hasta en el DNI

El país caribeño clasifica a su población por la raza para «señalar» a los

La Razón, Alfredo Ves Losada, 10-03-2007

Madrid – En República Dominicana se cumple la máxima de George Orwell que
dice que «los hombres son todos iguales, pero algunos son más iguales que
otros». Durante más de un siglo y medio, este país ha buscado
diferenciarse de su vecino, Haití, la nación más pobre de América, y para
ello desarrolló un sistema aún vigente: «colorear» a la población. Es
decir, incluir el color de la piel en su DNI. Y pese a que gran parte de
su población es negra o mulata, esa denominación no se utiliza en los
documentos de los dominicanos nativos, porque está reservada para los
negros haitianos.
   El sistema ha estigmatizado a la numerosa
población de esa nacionalidad y se ha convertido en una trampa para los
propios dominicanos. El resentimiento hacia Haití se respira en la parte
oriental de La Hispaniola desde que logró independizarse de ese país en
1844. Desde entonces, sus gobiernos se encargaron de recuperar el pasado
español para remarcar una diferencia con su empobrecido vecino: mientras
unos descienden de Europa, los otros son hijos de África.
   Esta
diferenciación tuvo su máxima expresión entre 1930 y 1961, durante la
dictadura de Trujillo, quien inició una campaña de «dominicanización» que
se caracterizó por el hostigamiento a la población de origen hatiano. «Las
consecuencias de ese esfuerzo histórico por distinguirnos de los haitianos
están a la vista: ahora hay una discriminación racial en todos los
niveles», explicó a LA RAZON Jean Beltré, miembro del Servicio de
Refugiados Jesuitas. «En un país – señaló – donde la mayoría somos
descendientes de africanos, ser negro es una cruz. Negamos nuestro origen
y queremos satanizar el color de nuestra piel». Y la manera de aplicar esa
«satanización», es «colorear» a la población en las cédulas de identidad.
Pese a que oficialmente se asegura que no se trata de discriminar sino de
aportar información, las organizaciones de derechos humanos señalan que se
siembra xenofobia. «El Estado niega nuestra ascendencia, porque aunque uno
sea negro, nuestra cédula dice “Piel: I”, por "India"», señaló Beltré. Los
haitianos que logran obtener residencia legal en Dominicana, sí son
calificados con la «N» de «Negra». Y aquellos que han sido bendecidos por
la genética aparecen como «B», es decir «Blanca». El sistema, cuestionado
por la ONU, provoca que pese a que el artículo 11 de la Constitución dice
que toda persona nacida en su territorio tiene derecho a la nacionalidad,
los hijos de haitianos siempre serán ciudadanos de segunda.
   

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