CARMEN ECHARRI

CEUTA. Los miembros del Servicio de Extinción de Incendios de Ceuta tuvieron que emplearse a fondo el pasado jueves para sofocar las llamas que varios grupos de inmigrantes habían provocado en el puerto ceutí a modo de represalia por las batidas efectuadas horas antes por las Fuerzas de Seguridad. La detención de 27 clandestinos, que fueron hallados merodeando por las escolleras portuarias, obtuvo una respuesta contundente: la quema de chatarra y vehículos abandonados que sirven de cobijo a los propios clandestinos y que en esta ocasión terminaron siendo pasto de las llamas premeditadas.

Hasta 30 petacas de espuma fueron necesarias para sofocar un incendio que comenzó pasadas las doce y media y no terminó hasta las seis, requiriendo el desplazamiento de varias unidades del servicio de extinción.

La zona en la que se produjo el siniestro se ha convertido en auténtico vertedero, elegido por los inmigrantes para habilitarse su propio campamento, dando forma a un habitáculo que está ya poblado por casi un centenar de indocumentados.

Las detenciones practicadas por la Guardia Civil terminan siendo prácticamente inservibles debido a que los detenidos, una vez en frontera, manifiestan ser argelinos, con lo que las autoridades marroquíes se niegan a aceptar su devolución por el paso del Tarajal.