La peor cara de la inmigración clandestina se dejó ver de nuevo ayer a bordo de un cayuco que fue detectado a 30 millas al sur de la Punta de Rasca, en Tenerife, en la que se encontraron tres muertos, junto con otros 46 supervivientes.

La embarcación de Salvamento Marítimo “Conde de Gondomar” salió al encuentro de la barquilla alrededor de las 13:00 horas de ayer y tenía previsto arribar sobre las dos de la madrugada al puerto de Los Cristianos con los inmigrantes vivos.

Por su parte, la Salvamar “Alphar”, que remolcaba la embarcación con los cuerpos de los tres fallecidos, arribó a puerto poco antes de las nueve de anoche. Los cadáveres fueron introducidos en furgones funerarios y trasladados al Instituto Anatómico Forense.

Otros dos miembros de la expedición tuvieron que ser evacuados en helicóptero desde alta mar hasta el aeropuerto de Los Rodeos, al parecer en estado grave, y trasladados al Hospital de La Candelaria y al Hospital Universitario de Canarias, según explicaron los equipos de salvamento, quienes señalaron que las malas condiciones del mar dificultaron el rescate.

Salvamento Marítimo y Guardia Civil señalaron que la embarcación había quedado a la deriva, pero no precisaron el tiempo que llevaba navegando.

La ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, que tenía previsto recibir anoche a los supervivientes, expresó su “dolor” por la muerte de los inmigrantes.

“Han muerto en la mar buscando una vida mejor”, subrayó, precisamente en la entrega de unos premios a Salvamento Marítimo y al Servicio Marítimo de la Guardia Civil, en reconocimiento a su labor de rescate a los inmigrantes que han llegado a Canarias en pateras, barcas o cayucos.

De otra parte, la embarcación con 160 subsaharianos que abandonó el pasado fin de semana Saint-Louis, ciudad norteña de Senegal, con destino a las costas canarias, no llegará a las Islas, ya que según manifestaron a EL DÍA fuentes policiales en ese país africano, ayer desembarcaron en el mismo puerto de salida más de cien subsaharianos procedentes de ese cayuco.

El diario Le Quotidien informó el martes que la salida de la embarcación se había producido el viernes anterior, “con la intención de llegar a Canarias en un plazo de siete días si logra burlar la vigilancia del dispositivo Frontex desplegado en las costas senegalesas”.

La expedición fue organizada por cuatro traficantes.