LA RIOJA
Pluriempleada, inmigrante y afortunada
Verónica Crisan abandonó Rumanía hace tres años para «buscar trabajo y vivir mejor en Logroño»
El Correo, , 09-03-2007Pese al aluvión de llamadas telefónicas, no es fácil localizar un hueco entre las obligaciones laborales de muchas mujeres inmigrantes que trabajan diariamente en Logroño. Los compromisos de sus agendas persisten el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, como cualquier otro día.
Verónica Crisan dispone de unos minutos, acaba de terminar su labor en uno de sus múltiples lugares de trabajo. Las mañanas de los martes y jueves limpia las instalaciones de una fábrica de barnices. Dedica las de lunes, miércoles y viernes al aseo de una casa logroñesa. Dos tardes transcurren en otra y, otras dos, en las oficinas de una fábrica. Sus días concluyen entre los fogones de un negocio de comida precocinada.
En suma, cinco empleos, encargos y compromisos puntuales aparte. Este rompecabezas laboral conforma la rutina semanal de esta mujer que, hace tres años y medio, abandonó su país natal, Rumanía, para desplazarse a Logroño con el objetivo de «buscar trabajo y vivir un poco mejor que hasta entonces».
Actualmente, es una de las más de 17.500 personas que conforman el colectivo inmigrante afincado en la capital riojana, que, porcentualmente, suman el 16 por ciento de su población. En concreto, es una de las cerca de 3.700 personas procedentes de Rumanía que viven en Logroño.
Su partida se fraguó a través de la línea telefónica. Reconoce que fue «decisiva» la opinión de una amiga «que había venido hace tiempo». En aquella época, vivía en Bacainti, un pequeño pueblo de la región rumana de Transilvania. «Trabajaba», recuerda, «en una tienda de ropa y comestibles y casi no ganaba lo suficiente para vivir, estaban muy mal las cosas en mi país».
La decisión fue «muy difícil, porque, aunque era viuda, mi hijo no podía venir entonces». Pese a ello, ahora hace tres años y medio que llegó a Logroño y «todo fue muy bien desde el principio». Primero, fueron sus compatriotas y, poco más tarde, el resto de logroñeses los que la «acogieron como a uno más». Encontrar trabajo como limpiadora, «lo que buscaba», fue «muy fácil». En su opinión, mucha gente busca para estas labores «personas mayores, con más de 45 años», tal vez, aventura, «porque piensan que sabemos mejor cómo hacerlo».
Los permisos necesarios para trabajar y residir en España, los denominados ‘papeles’ «tampoco fueron un problema». Llegó en el momento oportuno y, cuando el Gobierno encabezado por José Luis Rodríguez Zapatero llevó a cabo el último proceso de regularización de inmigrantes, cumplía todos los requisitos exigidos.
Actualmente, explica, «me encuentro muy bien en Logroño, tengo trabajo y gano bien, bueno, suficiente». Además, los propietarios de los pisos «me tratan como si fuera de la familia, estoy muy contenta, no me quejo».
Verónica reside en un «piso grande y céntrico» que comparte con otras familias de compatriotas, en total, siete personas. Uno de ellos es su hijo, que llegó a España hace dos años, aunque su situación es bien diferente, «no tiene papeles y el trabajo para él está muy mal». Pero, no todo es malo, porque, se le ilumina la cara, «me ha convertido en abuela, el 23 de marzo mi nieta, ¿una riojana!, cumplirá diez meses».
«No me arrepiento de haber venido», vacila, «me arrepiento de no haber venido antes, porque hubiera podido hacer muchas cosas más». Pese a ello, no olvida su origen y a la gente que quedó en Rumanía, «un país que está muy mal, no hay trabajo y tampoco dinero, cuando puedo ayudo a mi familia, que se quedó allí».
«Me siento afortunada y feliz», asegura sin pudor alguno, «llevo muy bien mis trabajos y mi vida aquí en Logroño». Ayer, pasó el día de la Mujer Trabajadora, su día, deambulando entre trabajos, «esta es mi forma de celebrarlo».
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