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Compleja relación
La Verdad, 07-03-2007La VIII Reunión de Alto Nivel entre España y Marruecos ha permitido al presidente Rodríguez Zapatero repasar el estado de las relaciones entre ambos países con el rey Mohamed VI y con el primer ministro Driss Jetu. El Gobierno español ha fijado dos objetivos prioritarios en su relación con Rabat: el control de la inmigración ilegal y la potenciación de las inversiones españolas en el país vecino, lo que contribuiría a medio plazo a su desarrollo económico y social. Pero ambas aspiraciones parecen subordinarse al deseo español de establecer un clima de confianza con Marruecos evitando toda tensión con el reino alauí. Estrategia cuya eficacia está aún por demostrar.
El problema de fondo es la diferencia que existe entre los dos países, tanto en lo que respecta a su cultura política e identidad democrática como en lo referente a las distintas variables económicas, sociales y demográficas. El estrecho de Gibraltar sigue siendo la frontera económica más pronunciada del mundo. No es de extrañar, por lo tanto, que la agenda marroquí con España continúe dominada por el contencioso del Sahara, un territorio al que Rabat ofrecerá en abril un plan de autonomía rechazado de antemano por los saharauis. En el fondo de esta insistencia subyace el intento de Mohamed VI de emular a su padre, anexionándose definitivamente las «provincias del Sur», aunque tenga que hacer caso omiso de la ONU y de sus resoluciones favorables a la autodeterminación. Por otra parte, los proyectos democratizadores con los que inició su reinado han quedado orillados, ante el riesgo de que un día una opción islamista no moderada gane las elecciones generales y ante la resistencia de su propia corte a perder su amplia cuota de poder.
El gobierno de Rodríguez Zapatero ha hecho bien al dejar a un lado el espinoso asunto del Sahara, remitiendo dicho contencioso al marco más adecuado de Naciones Unidas. El presidente ha tratado de profundizar en la cooperación contra la inmigración ilegal, que aun habiendo ofrecido algún fruto este año no merece el calificativo de «modelo para el resto del mundo» que le ha concedido el jefe del Gobierno. La mejora de los mecanismos de repatriación de menores y el aumento de la ayuda al desarrollo han dado contenido a la Reunión de Alto Nivel, que sobre todo ha servido para identificar los asuntos pendientes en esta compleja relación bilateral.
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