«Ninguna pareja real tiene problemas para responder al cuestionario»
Diario de Navarra, , 07-03-2007La Fiscalía impidió el año pasado la celebración de ocho matrimonios entre parejas integradas por un cónyuge de nacionalidad extranjera y un residente en Navarra. A lo largo de 2006, el registro civil de Pamplona inscribió un total de 774 enlaces (403 canónicos y 371 civiles), por lo que la cifra impugnada supone algo más del 1% de las bodas celebradas en Pamplona. Un año antes, en el mismo registro se detectaron cuatro enlaces fraudulentos antes de que se llevasen a término, por lo que puede decirse que su incidencia se ha duplicado. Con todo, más de 70 enlaces que se formalizaron en Pamplona entre residentes y personas extranjeras superaron el proceso de control, sin impedimento alguno.
Antes de celebrar el enlace, cada pareja debe pasar una entrevista previa, por separado, en la que el fiscal, o en su defecto, el responsable del registro civil correspondiente, comprueba el «conocimiento previo y comunidad de intereses entre las partes».
Para la mayor parte de los en torno a 2.700 matrimonios que se formalizan cada año en Navarra se trata de una simple formalidad, que se solventa con una conversación breve. Sin embargo, en medio millar de uniones, cuando puede servir para otorgar la regularización o la nacionalidad a un extranjero, se investiga más a fondo: «Al iniciarse el trámite se celebra una audiencia reservada y por separado, con cada uno de los cónyuges, en la cual se ve la auténtica finalidad», expone Martín Corera, responsable del Registro Civil de Pamplona. «Lo que no se puede es utilizar el matrimonio con una finalidad distinta a la de la institución matrimonial, que es la de fundar una familia», expone.
Así, en estos matrimonios de conveniencia o de complacencia, la finalidad pactada es que el cónyuge extranjero aproveche las ventajas de la apariencia matrimonial en el campo de la nacionalidad y la extranjería. En ocasiones, el cónyuge español cede su consentimiento a cambio de una cantidad económica que, según fuentes judiciales puede oscilar entre los 4.000 y los 6.000 euros. En otros casos, el autóctono trata de hacer un favor a su pareja simulada.
Existe otra casuística, que es la de la «reserva mental». Esta se da cuando únicamente consta la voluntad de contraer y fundar una familia en la intención del cónyuge autóctono. En ese caso no se produce un verdadero consentimiento, por lo que la boda podría ser declarada nula por el fiscal. «Hay más de uno que va en plan Richard Gere en Pretty Woman», expone la abogada Silvia Velásquez, quien asegura que en los dos últimos años ha tramitado al menos cuatro nulidades de navarros que han sido engañados por «su novia» extranjera. «Recuerdo el caso de un pamplonés que sacó a una brasileña de un club de alterne, se divorció de su mujer y se casó con la brasileña, que cuando tuvo los papeles desapareció del mapa, aunque alguna vez le llama para pedir dinero», asegura. «Muchos caen en cuanto les hacen cuatro arrumacos y les dicen papi, y no piensan que la otra solo quiere los papeles».
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