Limpieza de sangre cherokee
ABC, 06-03-2007MERCEDES GALLEGO
CORRESPONSAL
NUEVA YORK. Las películas del Oeste los pintan como guerreros salvajes, pero en la realidad desde tiempos ancestrales se considera a los cherokees como una de las cinco tribus civilizadas por haber adoptado las costumbres de sus colonizadores. El domingo dieron prueba de esta contradicción con un referéndum dedicado a expulsar de sus reservas a los descendientes de esclavos negros que un día adoptasen.
Lo hicieron formalmente en las urnas y con una participación tan abrumadora que pone en evidencia la apatía política de sus vecinos blancos. Al final de la jornada, el 76 por ciento de los cherokees que votaron eligieron deshacerse de los negros que habitan entre ellos, la mayoría en las reservas de Oklahoma.
Su presencia en la tribu es centenaria. Data de la época en la que los esclavos africanos que escapaban de sus propietarios blancos a través de los pantanos y la campiña encontraban refugio entre los indios, aunque a menudo fuera para servirles. Se calcula que 2.800 descendientes de esos negros siguen viviendo entre ellos, después de haberse adaptado a su cultura y ritos.
Pero la decisión va más allá de destripar a unos cuantos miles de hombres y mujeres de su identidad cultural. La ley federal que permitió la creación de las naciones indias casi como autonomías dentro de Estados Unidos les atribuyó facultades para autogobernarse, dirigir su propio sistema de salud y tener sus propias escuelas dentro de las reservas, entre otros. Por eso Charlene White, cuyos descendientes fuesen adoptados por la tribu en 1866, y está tan integrada que hasta comparte sus enfermedades genéticas como la diabetes, se estremecía ayer al conocer la decisión de las urnas.
«Tengo que volver al médico para tratarme de glaucoma pero no sé si puedo hacerlo o me van a echar ahora mismo», dijo a la agencia Associated Press.
La presidenta de este grupo recién expatriado, denominado «Descendants of Freedmen of the Five Civilized Tribes», Marylin Vann, calificó el resultado de «crimen contra la humanidad» y prometió cuestionar su validez en los tribunales. De la Tribu Cherokee, claro.
Además de los servicios sociales, los miembros de la tribu se reparten anualmente los beneficios de los negocios que tengan. Lo que hace apenas medio siglo se limitase a la venta de artesanías ha crecido prósperamente con la venta de tabaco libre de impuestos, casinos multimillonarios y cadenas hoteleras. Los seminoles de Florida, por ejemplo, adquirieron en diciembre pasado los Hard Rock Café, decicidos a recuperar el poder de quienes les conquistaron «hamburguesa por hamburguesa», declaró entonces el jefe de la tribu. Los cherokees, por su parte, son importantes contratistas del Pentágono.
Eso hace que la tribu fuese acusada ayer no sólo de racismo sino de codicia y falta de corazón, para indignación de sus representantes. «Los cherokees son un pueblo de buena gente que tiene una ciudadanía muy diversa», se defendía el portavoz de la tribu, Mike Miller.
AFP
El jefe cherokee Arco Largo, en una imagen de 2004
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