La inmigración, negocio político">La inmigración, negocio político
Diario de Noticias, , 05-03-2007La realidad es que interesa tanto al país de origen como al receptor tener inmigrantes, pues por ejemplo en el caso de Marruecos, la emigración provoca una fuerte entrada de divisas, elimina una fuerte tensión social y política en el país, y sirve como fórmula de presión ante la Unión Europea. En el caso del país receptor, la inmigración es un negocio, tanto en el ámbito de lo ilegal (el tráfico de ilegales genera ventas entre los 40.000 y los 60.0000 millones de pesetas), como el legal con el robo de cerebros provenientes de India, China, Japón, Corea, África…, y como mano de obra barata que nos viene bien para hacer el trabajo que nosotros no hacemos: cuidado de ancianos, trabajo en hostelería, construcción, agricultura… Gracias a ellos nuestras escuelas no se han vaciado y los transportes siguen funcionando.
También son un negocio para bancos, cajas, para las empresas ubicadas en el Tercer Mundo, para las empresas de telecomunicaciones, para la empresa inmobiliaria… para todo el sector servicios. Y aún así, ¿todavía no sabemos que la riqueza de un país se debe al trabajo de los pobres? ¿Ya no nos acordamos que buena parte de la mano de obra ilegal española contribuyó a la riqueza de Alemania?
La Iglesia, y desde ahí nuestros Papas hacen un llamamiento a la solidaridad, a no marginar a nadie, a globalizar la solidaridad huyendo de nacionalismos, generando una opinión pública solidaria capaz de generar un auténtico cambio de estructuras, una revolución que suponga una nueva cultura moral y espiritual donde todos seamos iguales y luchemos por el bien común.
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