Valencia
150 inmigrantes duermen bajo el puente de Ademuz para trabajar de temporeros
Las Provincias, , 05-03-2007Los extranjeros dicen que en los albergues no les dejan levantarse a las 5 de la mañana para ir a trabajar Una media de 150 inmigrantes pernoctan desde hace cinco años debajo del puente de Ademuz de Valencia, en el antiguo cauce del río Turia, un espacio robado a la naturaleza por razones de supervivencia y transformado en pulmón verde, enclave para grandes proyectos públicos, y refugio para el desamparo social.
Bajo los cimientos de este puente, ubicado entre dos grandes centros comerciales, se encuentran ahora unos 90 extranjeros, en su mayoría africanos, que tras 14 horas de trabajo en el campo y 20 euros de salario, se despliegan sobre mantas y colchones, y conviven como si de una pequeña aldea se tratara.
También hay sillas, mesas, tendederos, enseres y fogones para cocinar; los más afortunados disponen de una tienda de campaña para mitigar la temperaturas invernales y ennoblecer unas condiciones de vida que los occidentales serían incapaces de soportar, apunta Omar Diatta, que duerme desde hace cinco meses a la intemperie.
Están allí, según cuentan, por la falta de centros de acogida, carencia que diferentes asociaciones humanitarias denuncian desde que comenzó a producirse esta situación – hace cinco años – , y porque el horario de los albergues que disponen de plazas les impide levantarse a las 5.00 de la mañana para trabajar como temporeros.
Omar procede de Senegal, donde tiene una esposa y una hija a las que envía dinero todos los meses para cumplir con su máxima obligación, pero a quienes oculta su situación actual.
Partió de su país al oír que en España había mucho trabajo, y estando en Barcelona se enteró de que en Valencia podía vivir en el cauce de un río seco y ajardinado, junto a muchos compatriotas, mientras duraba la recogida de la naranja.
Ahora, al acabar la jornada laboral, se organiza con el resto de compañeros, aporta un euro diario para comprar la cena, duerme sobre un colchón en medio de la suciedad, subsiste de la caridad y gracias a la solidaridad de los vecinos del barrio, que les traen ropa y comida, no se siente solo.
La situación de este centenar de inmigrantes ha sido definida por la socióloga de la Universidad de Alicante María Angels Grau como una crisis sociohumanitaria, marcada por la precariedad sanitaria, la desnutrición y el riesgo de enfermedades mentales, según explicó.
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