barcelona – «Si tú me das tu estado civil, yo te entrego 3.000 euros». Éste
era el intercambio que se producía en un piso situado en el número 36 de
la calle Diagonal de Cerdanyola del Vallès (Barcelona). En este domicilio,
cuatro personas de origen paquistaní – una de ellas con una reclamación
judicial pendiente – se encargaban de gestionar matrimonios entre
compatriotas y ciudadanos indios, ilegales en nuestro país, con mujeres
españolas a cambio de la regularización. Con el matrimonio, la mujer
española percibía 3.000 euros, y el inmigrante obtenía la tarjeta de
residencia comunitaria previo pago de entre 5.000 y 12.000 euros, según
informó ayer el Cuerpo Nacional de Policía. La cantidad a pagar oscilaba
entre «la edad y la belleza de la chica», apuntaron fuentes de este Cuerpo.
   De este piso no colgaba un letrero de agencia matrimonial, pero las
operaciones que allí dentro se realizaban se daban a conocer en locutorios
de Barcelona, Badalona, Cerdanyola del Vallès y Santa Coloma de Gramanet.
   Operación
   La manera en que la Policía se enteró
de que se estaba cometiendo este delito de favorecimiento de la
inmigración ilegal fue bastante sorprendente. Ocurrió cuando el indignado
paquistaní Taj M. fue a comisaría en diciembre para denunciar que había
pagado mucho dinero a un compatriota – 5.000 euros – para casarse con una
mujer española a la que no conocía, y que la agencia matrimonial le daba
largas. Los investigadores vieron que podía tratarse de una trama de
matrimonios ilegales y comenzaron a trabajar hasta que se identificó y
detuvo a la ciudadana barcelonesa María Orissa R.C., que supuestamente
debía casarse con el denunciante.
   Posteriormente, los agentes
de la Policía encargados del caso detuvieron a los cuatro integrantes de
la banda en el momento en que recibían un paquete remitido desde Karachi
(Paquistán), que contenía libros de familias españoles falsificados. La
Policía se incautó de 15 libros de familia, tres DNI de mujeres españolas
y diversa documentación que ahora se está analizando para llegar a conocer
cuántos matrimonios fraudulentos ha habido.
   De hecho, los
investigadores sospechan que, inclusive, los libros de familia podrían
haberse manipulado de forma que una mujer a quien se hubiera robado la
documentación figure como casada con un hombre paquistaní, por lo que esta
operación continúa abierta.
   A veces se celebraban
«matrimonios blancos» – los que finalmente se llevaban a cabo, y en los que
luego marido y mujer dejaban de tener relación – y los «matrimonio
simulados», que pasaban por la única falsificación del libro de familia.
Los detenidos son Ahmad I, de 37 años; Ahmad I., de 38; Ahmed G., de 50
años, y Mohamad I, de 26.