la página del inmigrante

Cáritas busca un local que sirva como albergue permanente para los inmigrantes del río

Las Provincias, P. H./ VALENCIA, 04-03-2007

El centro habilitado para el invierno cerca del Cabanyal ocupa sus 40 plazas todos los días con subsaharianos ‘sin papeles’ “La solución sería que no tuvieran que emigrar”, admite Carlos Sánchez, director de Casa Belén 2. Pero como eso sólo será posible a largo plazo y con la intervención real de los Gobiernos de los países ricos mediante importantes inversiones en cooperación al desarrollo, Cáritas busca un local en Valencia para acoger a los subsaharianos que malviven en el antiguo cauce del río Turia.


Este es el segundo invierno en que esta entidad solidaria ha abierto un centro para atender a los inmigrantes del puente de Ademuz. La primera Casa Belén les daba sólo la cena. Este año se pudo cubrir la carencia más importante que padecen: “Lo más esencial era un techo para dormir”.


La búsqueda de un centro más grande les obligó a alejarse del río y Casa Belén 2 está en la calle Crevillente, en un local de una parroquia cerca de la estación del Cabanyal.


Veinte literas aportadas por el Ejército, lavadora y secadora y la cocina del colegio Pío XII permiten dar un trato digno a 40 inmigrantes, gracias a unos 50 voluntarios.


La Generalitat y el Ayuntamiento de Valencia, que colaboran con Casa Belén 2, no consideran necesario habilitar un albergue público permanente para los 100 ó 150 personas que suele haber bajo el puente de Ademuz.


Decenas de ONG reclaman los 12 centros prometidos en 2001, pero la Administración no atiende sus reivindicaciones.


Las instalaciones abiertas por Cáritas cerrarán durante este mes de marzo. La organización religiosa, que es extremadamente respetuosa con los rezos de los inmigrantes (la mayoría, musulmanes), ya está pensando en Casa Belén 3.


Abierto los 365 días del año

El objetivo es que sea un centro abierto todo el año. Otra de las ideas es que se preparen varios pisos para buscar la integración de los inmigrantes. Todos los que acuden al albergue “son irregulares”. En las últimas semanas ha escaseado el trabajo. A pesar de que no tienen
papeles
, parte de ellos son contratados para el campo. Cobran unos 24 euros por jornada, menos los seis u ocho euros que les cobran por el transporte.


“Si llegan al campo y está mojado y no se trabaja, ellos tienen que pagar la furgoneta de todos modos”, apunta Carlos Sánchez.


El director del centro considera que todo el mundo “tiene derecho a vivir mejor” y sostiene que el supuesto efecto llamada “lo tienen en la televisión de su país”, donde ven cómo se vive en los países ricos.


Los inmigrantes atendidos van variando. Algunos se marchan a otras zonas en busca de trabajo. Otros, con
papeles
, se han juntado para alquilar un piso. “Del año pasado sólo quedan uno o dos”, apunta Sánchez. Para el año que viene “buscaremos un albergue más grande para darle más continuidad”.


phuguet@lasprovincias.es

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)