LA SECRETARIA DE ESTADO para la Inmigración, Consuelo Rumí, no debería de perder la oportunidad de ampliar sus reflexiones acerca de la solidaridad de los vascos con los inmigrantes. Podría explicar de paso en sus términos exactos la denuncia pública del diputado de Acción Social de Bizkaia, Juan María Aburto, o, mejor, se lo podrá explicar a la Fiscalía de Menores, institución en cuyas manos ha puesto el caso el diputado. Podrá aclarar la secretaria de Estado quién pagó los billetes de avión entre Canarias y Madrid a cinco menores inmigrantes africanos, y quién, ya en Madrid, les aconsejó que donde mejor estarían es en Bilbao. Puesta a dar explicaciones sobre solidaridad, podría también contar quién ha pagado los billetes de otros siete menores que, procedentes de Barcelona, han llegado también a buscar el cobijo del departamento que dirige Aburto. Es más rentable electoralmente, más fácil, pero sobre todo mucho más injusto, acusar de insolidarios a quienes, viendo sus recursos desbordados, pueden llegar a negarse a más acogidas. Y es injusto no sólo para quien se ve acusado de insolidario y para quien, dirigido interesadamente, llega pidiendo acogida y colabora sin querer a saturar un sistema de por sí delicado y cuyo colapso puede generar más problemas y más graves que los que solucionaría con un óptimo funcionamiento.