«¡Que se pudran en la cárcel!»

La jueza tuvo que desalojar la sala por los altercados provocados por los familiares de los dos menores y su bebé asesinados en 2004

La Razón, 01-03-2007

Madrid – Los ánimos estaban muy caldeados en la puerta de la Audiencia
Provincial donde, ayer, arrancó el juicio contra los presuntos implicados
en la muerte de dos adolescentes de etnia gitana y el bebé de ambos en
noviembre de 2004. «¡Qué se pudran en la cárcel! y ¡Asesinos!» fueron
algunos de los gritos con los que los familiares de los fallecidos
recibieron al furgón policial en el que viajaban los acusados. Poco
después, ya en el interior de la sala, la Policía tuvo que desalojar a
estas personas, que intentaron agredir a los imputados.
Tensión en
la calle
Los altercados comenzaron cuando uno de los asistentes
gritó contra los imputados «asesinos» y profirió insultos contra éstos,
momento en el que los agentes trataron de sacarle de la sala. En ese
instante los familiares trataron de impedirlo y se organizó una trifulca.
Los parientes de las víctimas comenzaron a gritar, a empujar las sillas e
incluso intentaron alcanzar a los cinco imputados para agredirles. La juez
que instruye el caso obligó a que inmediatamente los policías desalojaran
la sala. Una vez fuera de la Audiencia Provincial de Madrid comenzaron a
gritar, en un ambiente de mucha tensión, contra los presuntos asesinos y
contra la Policía Nacional,
a la que acusaron de haber actuado
de manera racista, informa Ep. En vista del cariz que tomaba el asunto, la
juez decidió continuar con la sesión pero a puerta cerrada. Una vez
reanudado, el abogado de David R. V., acusado por las muertes y para el
que la fiscal pide 51 años de prisión, negó ayer que su representado fuera
el autor de los crímenes y agregó que David «no se acuerda de nada de los
que ocurrió ese día» porque «había consumido gran cantidad de cocaína y de
alcohol».
«Mi cliente, en el 90 por ciento de los momentos de
su vida, no es consciente de lo que ocurre a su alrededor. Es una persona
que ha tenido una vida difícil y está enferma. No es responsable de sus
actos. Voy a demostrar que es inocente, basándome en pruebas y no en
palabrería», manifestó el letrado. Por su parte, el abogado de José Emilio
V. G., imputado como inductor, dijo que su representado «se quedó en el
coche y no hizo nada». Mientras, los letrados de los otros tres imputados
como inductores reconocieron que sus clientes conocen a David y José
Emilio, pero alegaron que «no hay pruebas» de que sus representados les
animaran a matar a nadie.
La fiscal del caso leyó en la sala su
escrito de acusación, que recoge que David se encontró a Amalio
atravesando el patio de su domicilio donde, de forma sorpresiva, le
propinó tres puñaladas que acabaron con su vida. Ada, la esposa del joven,
de 16 años, observó lo ocurrido desde el interior de la vivienda y comenzó
a gritar. Ante esta situación, David y José Emilio entraron en la casa y
asestaron 26 puñaladas a la menor.
La hija de ambos fallecidos,
de nueve meses, se encontraba en aquel momento durmiendo, pero se despertó
por el ruido y comenzó a llorar. Los acusados, ante el temor de que sus
sollozos alertaran a los vecinos, resolvieron acabar con su vida de cuatro
puñaladas. La fiscal indica que estos dos imputados habían consumido
varias dosis de cocaína el día de los hechos, lo que disminuyó sus
facultades.

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