EFE. MADRID.
La juez de la Audiencia Provincial de Madrid que preside la vista por el asesinato de una pareja de 17 años de etnia gitana y de su bebé de nueve meses en noviembre de 2004 en Madrid, ordenó ayer que el juicio prosiguiera a puerta cerrada, después de los incidentes provocados por los familiares de las víctimas, que increparon con insultos y lanzaron objetos a los cinco acusados de los asesinatos.
La orden de la juez Susana Polo se produjo como consecuencia del alboroto formado por varias decenas de familiares de los asesinados, presentes en la sala, que increparon a los cinco acusados con insultos y gritos de «asesinos». Ante la actitud de los familiares, que lanzaron botellas de plástico y otros objetos a los acusados, la juez tuvo que pedir la intervención de los agentes de la Policía Nacional, que desalojaron por la fuerza de la sala a los alborotadores. Tras este incidente, el juicio se celebrará, a partir de ayer, a puerta cerrada.

Agentes de la Policía Nacional tuvieron que proteger la entrada al tribunal, mientras que los familiares desalojados protestaban en el exterior.

Durante la sesión de ayer, y después de que se constituyera el jurado, la fiscal y los cinco abogados defensores expusieron al jurado sus alegatos, en los que defendieron sus peticiones para los acusados de culpabilidad y libre absolución, respectivamente. El fiscal pedirá penas de entre 17 y 51 años para los cinco acusados, tres de ellos imputados por inducción al asesinato, y los otros dos, por matar a puñaladas a la pareja y a su hija.

La representante del Ministerio Fiscal dijo que intentará demostrar durante el proceso la culpabilidad de todos los acusados por este triple crimen «que nos conmocionó entonces y nos sigue conmocionando hoy».

El Ministerio Público considera que concurre en David Rodríguez Vega, que responde de todos los delitos en concepto de autor, y en José Emilio Varela, que responde del primer asesinato como inductor y de los otros dos como autor, la atenuante de drogadicción.