La Otra Orilla. Las Islas se hunden
«Si alguien le planta que las Islas se hunden porque viene un inmigrante pregúntele qué coche tiene, en qué casa vive, por dónde circula y a dónde va de vacaciones para concluir que el que sobra es él»
Canarias 7, 01-03-2007Juan Manuel Pardellas
Con el comienzo de la campaña electoral, las barbaridades que hemos escuchado en boca de los políticos (desgraciadamente de todas las tendencias) van a palidecer con lo que está por llegar. Algunos ya han anunciado como el apocalipsis que existen 4.000 asiáticos (ni uno más ni uno menos) dispuestos a venir. Ojalá fuera así. Pero todos sabemos que es mentira, son miles más. ¿Por qué no nos planteamos que no miles, sino millones, de europeos sueñan con venir a las islas y sus abuelos con quedarse en nuestra tierra y sí cuestionamos que desde otras zonas del planeta aspiren a mejorar la vida de sus hijos, como lo haríamos nosotros? El fragor político no acepta la reflexión. Eso nos corresponde a nosotros. Reconozco que poner freno a estos bárbaros que dicen que en las islas ya no cabe nadie más será difícil. Un solo dato. En Canarias se matriculan al año 67.300 vehículos, pero ya circulan 888.087 turismos, 77.567 camiones, 83.724 furgonetas, 4.905 guaguas, 4.443 tractores, 54.114 todo terrenos y miles de grúas. Un solo utilitario supera los 1.700 kilos (lo mismo que 22 adultos). Es decir, en un año 67.300 vehículos aportaron a las islas un peso de 134 toneladas. En las islas aterrizan al año 319.463 aviones y cada uno trae a tanta gente como dos cayucos. Diseminadas por nuestra geografía hay más de 520.000 viviendas. Un tabique pequeño pesa entre 6 y 7 kilos. Uno grande, entre 14 y 16. Para construir una sola casa de 60 metros cuadrados, necesitaremos al menos 1.080 bloques, con un peso entre 7.560 y 17.200 kilos por casa, lo mismo que 218 personas adultas. Y eso sin contar las 300.000 plazas turísticas. Cuando éramos 1 millón teníamos el 28 por ciento de paro; ahora, con 2 millones, apenas el 12. Así que, cada vez que alguien le plantee que las islas se van a hundir porque viene un inmigrante africano más (que, por cierto, luego se envía a Península o se repatría) o porque un extranjero decide empadronarse y vivir entre nosotros (por tanto, trabajar y cotizar) pregúntele qué coche tiene, en qué casa vive, por dónde circula y adónde va de vacaciones para concluir que el que sobra es él.
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