VIZKAYA

El Año del Cerdo

Cerca de 2.000 chinos, procedentes de todo el País Vasco, celebraron ayer la llegada del «nuevo periodo de gozo» con una llamativa ceremonia en el Palacio Euskalduna de Bilbao

El Correo, 28-02-2007

JULIA FERNÁNDEZ/BILBAO

Es hora de disfrutar, de pasarlo bien y de ser un poquito más felices. La comunidad china de Euskadi lo tiene claro. 2007 para ellos 4705 es el Año del Cerdo. Y este animal significa en su cultura el gozo. Ayer, cerca de 2.000 personas venidas desde los tres territorios celebraron en el Palacio Euskalduna de Bilbao la llegada de este nuevo periodo, que comenzó el pasado día 18, con la luna nueva.

Y lo hicieron por todo lo alto, con dragones, el símbolo de la buena suerte, y con un espectáculo de danza a cargo del grupo Lan Zhou, que se encargará de la ceremonia de inauguración en las Olimpiadas de Pekín de 2008. El despliegue no era para menos. Esta fiesta es para ellos la más importante de todas las que pueda haber. «Es como la Navidad aquí», decía Yi Shong, un joven de 26 años que llegó a Bilbao hace nueve, y que ayer acudió con su pareja, Lilu Wang, al Euskalduna para «mantener las costumbres» de su cultura natal.

Unos usos no tan diferentes a los del mundo occidental como se podría pensar. En China preparan la llegada del Año Nuevo casi como aquí. Con tiento. Hace un mes que empezaron a decorar sus casas y a comprar regalos para este día. Y como aquí, también preparan suntuosos menús.

«Se come mucho», dice Xiao Rong-Zhu, presidente de la Asociación de Chinos de Euskadi, la organizadora del acto. Aunque sus platos tienen un sentido más divino que los occidentales. El pescado (‘yu’), por ejemplo, significa abundancia; y las bolas de carne (‘jou-wan’), reunión. Hasta la forma de dar la bienvenida al nuevo curso lunar tiene que ver con los dioses. Cuenta la leyenda, que si la fiesta es tan llamativa y tan ruidosa es porque así se espanta al Nien, un monstruo que devora a los hombres justó el último día del año.

Según Rong-Zhu, la comunidad de chinos del País Vasco está formada por unos 12.000 miembros. Y todos ellos están de celebración este mes. Muchos, además, habrán puesto en sus casas múltiples adornos rojos para ahuyentar los malos espíritus de Nien. Lo que seguro que no han hecho es dejar de trabajar, como ocurre en su país natal. «Allí la fiesta dura dos semanas», aseguran. Aquí se conforman con unas horas. Y no siempre…

Jian Xue Pan lo sabe bien. Para esta joven que vive en Portugalete desde hace siete años, ayer era la primera vez que dejaba su negocio para acudir a la fiesta. «Otros años me ha tocado trabajar», explicaba feliz. Ayer, sin embargo, le cambió el turno a su marido para poder acudir con su abuela y su hermana. Y es que, el año nuevo chino también significa unión familiar, como aquí el 1 de enero.

Eso sí, no todos los que ayer se acercaron hasta el Euskalduna habían nacido en China. Teresa Pascual, por ejemplo, lo hizo en Bilbao. Su razón para acudir a la ceremonia era Laura Meilua, su hija de dos años y medio. Adoptó a la pequeña en 2005 y no quiere que crezca sin conocer la cultura de su país de origen. De hecho, tanto Laura como su hermano, Adrián, de 6 años, van a clases de chino.

No son un caso excepcional. José Antonio y Ane también llevan a su hija, Ane Mei, de 4 años, a la academia. La niña les ha dado «una gran felicidad» desde que se la trajeron de Changsha. Y, seguramente, también les habrá enseñado a decir alguna que otra cosa en mandarín. Como por ejemplo a desear feliz año: «Kung-hsi». Pues eso.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)