LILLE, Francia/AP

Miles de partidarios del ultraderechista Frente Nacional de Jean-Marie Le Pen apoyaron ayer, domingo, sus promesas de frenar la inmigración, sacar a Francia de la OTAN y reducir los impuestos si se convierte en el próximo presidente de este país.

Sus posibilidades de llegar a la presidencia aún no quedan claras a menos de dos meses de la primera ronda de votación, que se realizará el 22 de abril. En 2002 sorprendió a Europa cuando terminó en el segundo lugar de la primera ronda de los comicios, detrás del presidente Jacques Chirac.

Posteriormente los votantes de un amplio espectro, temerosos de que un extremista como Le Pen llegara al Palacio Elíseo, reeligieron a Chirac con el 82% de los votos, en la segunda ronda.

Este año aún no queda claro cómo se desempeñará Le Pen en los comicios. Todavía está buscando el apoyo que necesita de unos 500 funcionarios electos para quedar inscrito oficialmente como candidato antes del 16 de marzo. Esta sería la sexta postulación del líder de ultra derecha de 78 años a la presidencia, y tal vez la última.

En la convención presidencial de su partido realizada este fin de semana en Lille, en el norte de Francia, Le Pen denunció una “ofensiva” de sus rivales para que los alcaldes no lo apoyen. Sugirió que sus votantes tomarán las calles si no logra aparecer como candidato en los comicios.

Algunos sondeos recientes lo ubican en el cuarto lugar de las preferencias electorales, después de Nicolas Sarkozy, del partido conservador del oficialismo; la aspirante socialista a la presidencia Segolene Royal; y el centrista Francois Bayrou, que ha ganado apoyo en las últimas semanas.

Pero Le Pen señala con frecuencia que los encuestadores no vaticinaron su exitoso desempeño en los comicios de 2002.

Convicto en numerosas oportunidades por antisemitismo y acusado frecuentemente de xenofobia y racismo, Le Pen sostiene que refleja los anhelos de una mayoría silenciosa de franceses.