América Juárez Navarro/Cambio de Michoacán

Lunes 26 de Febrero de 2007

Motivos familiares, necesidad económica, marginación, falta de oportunidades, así como la violencia, son factores que han sido determinantes para que miles de mujeres michoacanas, desde muy temprana edad decidan exponerse a violencia de tipo sexual, física y extorsiones para poder cruzar al vecino país del norte.

Datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) y Consejo Nacional de Población (Conapo) revelan que Michoacán es una de las entidades con mayor flujo migratorio de mujeres a Estados Unidos, del cinco por ciento que representaban en la década de los 90, actualmente constituyen más del 40 por ciento de los 45 mil michoacanos que se desplazan a Estados Unidos cada año.

El grupo de mujeres generalmente conformado por madres solteras, divorciadas, viudas y solteras, tienen entre sus principales motivos la migración por causas de tipo familiar. Tal es el caso de Lucía, victima de vejaciones y condiciones inhumanas, quien decidió ir en busca de una opción para mantener a sus hijos.

Pese a que pagó la cuota de tres mil dólares, fue abusada sexualmente y abandonada en el cerro por el coyote, incluso como ella relata, tuvo que amarrar a su cintura un rebozo para evitar los fuertes dolores que le originaba el forzamiento de sus extremidades, mismas que dejaron no sólo una sensación de dolor físico, sino interno.

De acuerdo con Lorena Aresti de la Torre, académica e investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana, Campus Xochimilco, se estima que un 80 por ciento de las mujeres mexicanas que emigran a Estados Unidos son víctimas de violación o bien la cuota de pago obligada para poder pasar al vecino país del norte es a través de «servicios sexuales».

En la frontera existen lugares en donde la moneda de cambio es el cuerpo. Ejemplificó con una zona conocida como La Mariposa, en Nogales, Sonora, donde al cruzar se encuentra un sitio lleno de ropa interior, «pantaletas y brasieres, en donde cada mujer deja su cuerpo, que son como trofeos de caza para los traficantes de personas», explicó.

Aseveró que a cada mujer de «buen ver» le piden que acceda por las buenas o por las malas a cumplir con su pago para poderlas ingresar a la Unión Americana. A su vez Carlos Enrique Tapia, investigador del Centro de Investigación y Desarrollo del Estado de Michoacán (CIDEM), refirió que el número de mujeres que migran solas se ha incrementado de manera exponencial y como consecuencia, dijo, también los riesgos.

Puntualizó que las mujeres generalmente se exponen a ser extorsionadas, al abuso sexual, a ser abandonadas en algunos puntos de ingreso, sobre todo en el desierto, dicho maltrato no sólo se da en la frontera, sino también en México, donde en muchas ocasiones se da la violación a los derechos humanos y los abusos de autoridad son muy frecuentes.

Aumento del flujo migratorio femenino

De acuerdo con Clara Ochoa, titular del Consejo Estatal de Población (Coespo), un estudio efectuado en 1994 por el Colegio de la Frontera revelaba que sólo un cinco por ciento de la población que emigraba a Estados Unidos eran mujeres, y agregó que cifras oficiales indican que lo hace un 30 por ciento de la población femenina michoacana, sin embargo, subrayó que de acuerdo con el Departamento de Estadistica de Norteamérica, más del 48 por ciento de los migrantes radicados en Estados Unidos son mujeres.

Asimismo, Lorena Aresti estimó que México está perdiendo el 30 por ciento de la fuerza productiva, y añadió que dentro de esta cifra se habla de la feminización de la migración, en donde más del 40 por ciento de las que salen del país son mujeres.

Para Clara Ochoa el perfil de las mujeres migrantes es de mayor preparación, agregó que principalmente las féminas que son originarias de Morelia, Lázaro Cárdenas, Zitácuaro, Uruapan y La Piedad, cumplen con estas características.

Sostuvo que aunque la violencia es un elemento que contribuye a que las mujeres emigren, no es el determinante, ya que aseguró que existen factores como la falta de empleo y oportunidades.

En tanto, Carlos Tapia consideró que la oleada migratoria femenina es atribuible a factores de tipo familiar, subrayó que actualmente un gran número de féminas deciden ir en busca de sus parejas o bien reunirse con parientes como son padres, hermanos o hijos.

Para Lorena Aresti la razón de la migración tiene un trasfondo personal, ya no es necesariamente que piensen reunirse con el padre, con el hermano o marido, sino porque es una decisión personal.

De acuerdo con datos proporcionados por el Instituto Michoacano de la Mujer (IMM), en el año 2000 las entidades con mayor porcentaje de ganancia migratoria de mujeres en relación con los hombres fueron Baja California, México y Morelos; mientras las que observan mayor pérdida femenina son Zacatecas, Durango, Michoacán y Nayarit.

Situación que a decir de Rubí de María Gómez Campos, titular del IMM, se ve reflejada en el crecimiento del fenómeno migratorio en los municipios del centro y del oriente del estado, mismos que tienen una tradición migratoria.

Aunque la migración femenina hacia los Estados Unidos es reciente, en la actualidad el 48 por ciento de la población de origen mexicano en el vecino país del norte son mujeres.

Mientras que en promedio, más de 21 mil mujeres mexicanas se trasladan temporalmente a los Estados Unidos para trabajar de manera anual, esto representa el 6.4 por ciento del flujo migratorio a ese país, de acuerdo con resultados de la Encuesta sobre Migración en la Frontera Norte de México (EMIF) en el periodo 1998 y 2000.

A esto se suma a que a lo largo de los últimos 30 años, las mujeres migrantes se hacen cargo de la manutención de los hogares mexicanos; hoy en día sus dólares representan el 20 por ciento de las remesas totales de los connacionales, inyectando al país cerca de 500 millones de dólares al año.

De acuerdo con datos proporcionados por el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, la migración es uno de los tres sectores donde las mujeres encuentran mayor rentabilidad, las otras dos son la maquila y la economía informal.

El mismo instituto revela que pese a que sigue predominando la migración masculina, cada día aumenta más el número de mujeres migrantes y de 1993 al 2000 la cantidad de mujeres en busca de empleo pasó de tres por ciento a un 6.6 por ciento.

Quiénes envían más remesas

De acuerdo con los especialistas, las mujeres que viven solas son madres solteras, viudas, divorciadas, son las que toman la determinación de ir en busca de alternativas de trabajo a la Unión Americana.

Y pese a que en los últimos años el fenómeno migratorio parecía tener mayor incidencia en los hombres, son las mujeres quienes se mantienen en el primer lugar en el envío de remesas.

Esto significa que continúan siendo las mujeres radicadas en el vecino país del norte quienes envían el 61 por ciento de las remesas, y sólo el 39 por ciento lo hacen los hombres, de acuerdo con el Instituto Michoacano de la Mujer. Esto a pesar de que las mujeres tienen en ingreso menor que el de los varones en un 30 por ciento.

En qué trabajan las mujeres migrantes

Datos de Conapo destacan que el 24 por ciento de las empleadas mexicanas que trabajan como domésticas en el vecino país son indocumentadas, a esto se suma que el flujo migratorio se ha incrementado, no sólo al exterior del país, sino también en el ámbito interno, el cual se ha duplicado de un trece a un 22 por ciento.

La principal causa de la migración de este género, de acuerdo con esta dependencia, es la economía en el seno de la familia, mientras que en los hombres se da por aspectos laborales y de educación.

La población michoacana que ha emigrado representa el 4.2 por ciento del total de los residentes habituales del estado, migración que solamente es superada por Zacatecas.

Actualmente, el fenómeno migratorio ha cobrado un incrementó inusitado en la población femenina, ya que Michoacán se encuentra entre los cuatro primeros lugares a nivel nacional, que expulsan mano de este sector para Estados Unidos.

De las mujeres trabajadoras migrantes radicadas en Estados Unidos, el 56 por ciento son solteras y 60 por ciento no son jefas de hogar; sin embargo, el 42 por ciento manda dinero a sus familiares.