Ibaiondo, Rekalde y Deusto concentran más de la mitad de la población inmigrante de Bilbao
Los bilbainos tienen la percepción de que la presencia de extranjeros es mayor que lo que reflejanlas cifras
Deia, 26-02-2007Elixane Castresana Bilbao
ÚNICAMENTE LOS distritos bilbainos de Ibaiondo y Rekalde han ganado población en los últimos siete años. Este incremento se debe en gran medida al desembarco de inmigrantes, ya que ambas áreas, junto con Deusto, concentran el 56% de los extranjeros de la ciudad. En el extremo opuesto, Txurdinaga registra el menor movimiento poblacional, así como un índice del 1,8%, de presencia foránea, según se desprende del último estudio municipal de la situación socioeconómica de la Villa.
De esta forma, Ibaiondo (con 3.800 habitantes más entre 1998 y 2005) y Rekalde (1.300 nuevos vecinos) son las áreas que más población han ganado. Sin embargo, a diferencia de lo que se viene observando en Deusto, el colectivo extranjero en los dos primeros sigue una tendencia al alza.
El intervalo cuyos resultados refleja el informe coincide cronológicamente con la llegada masiva de latinoamericanos en el último lustro, que representan ya a más de la mitad de los residentes que no han venido al mundo en territorio vizcaino. Atendiendo a sus países de origen, destaca la presencia significativa de 3.600 colombianos, 2.000 ecuatorianos y 1.300 bolivianos. Pero los datos que maneja el Consistorio ponen de manifiesto que de tres años a esta parte africanos y subsaharianos se han asentado en buen número. Así, viven en Bilbao 1.000 marroquíes, 350 senegaleses y 280 argelinos.
Los europeos del este se dejan notar en las cifras de inmigración continental, que hasta hace diez años constituía la modalidad predominante. De esta forma, Rumania, Portugal, Italia y Francia encabezan la lista de lugares desde donde más gente se ha desplazado a Bilbao en busca de un futuro.
Asimismo, destaca el millar de asiáticos que ha hecho de la Villa su lugar de residencia, 800 de los cuales son chinos. Más aislada resulta la presencia de casi 200 norteamericanos, 615 que se han desplazado desde América Central y los menos de doce nacidos en Oceanía.
Pese a que la franja de edad en que se mueven demuestre que se trata de una población mayoritariamente joven, llama la atención el hecho de que el colectivo extranjero comience a ser menos numeroso a partir de los 35 años, cuando en los naturales de Bilbao esa bajada se aprecia en la cincuentena.
Desarrollo económico
Preguntados acerca de este fenómeno que figura en los primeros lugares entre sus preocupaciones, los bilbainos declaran tener la percepción de que la presencia inmigrante es superior a lo que en realidad dejan traslucir las cifras, concretamente hasta cinco veces más.
Un amplio 64% considera que favorece el desarrollo económico al ocupar los trabajadores de fuera aquellos puestos que rechaza la gente de aquí. El mismo efecto positivo que logra en la convivencia el intercambio cultural desde la infancia, por ejemplo, en las escuelas. Al hilo de esta cuestión, el 77% de la población estima que puede resultar enriquecedor y que no repercute negativamente en la calidad de la enseñanza que niños de variadas procedencias estudien en las mismas aulas. No obstante, uno de cada tres manifiesta que preferiría no ubicar a los inmigrantes junto a sus hijos.
El ámbito de residencia constituye otro factor relevante que puede determinar la integración o la exclusión. La práctica totalidad de las opiniones señala que el hecho de que los extranjeros habiten en ciertas zonas provoca un aislamiento de la población inmigrante, sin embargo, no se manifiestan tan claramente a favor de poner en marcha iniciativas de dispersión residencial orientadas a evitar este posible aislamiento.
La vecindad es uno de los ambientes que propician el contacto entre extranjeros y residentes, como también lo son el trabajo o las amistades. Contacto que no ha hecho variar la imagen previa de los extranjeros y cuando lo ha hecho, ha sido para mejorarla en la inmensa mayoría de los casos las excepciones que confirman la regla apuntan a los conflictos derivados de residir en las proximidades.
Respecto a los aspectos más polémicos que afectan a los usos culturales y religiosos que incorporan desde sus países de origen, por ejemplo el velo, el resto de la población considera por mayoría, en un 56%, que deberían adaptarse a la legislación del lugar de acogida, si bien el 77% se declara contrario a que dejen de lado por completo sus costumbres al abandonar sus territorios de origen, ya sea de forma temporal o definitiva.
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