Altza despide el Carnaval
Diario de noticias de Gipuzkoa, 26-02-2007Altza despide el Carnaval
El dios Momo y la Reina del Carnaval, de blanco, junto con su séquito y una representación de la famosa ‘Sor Citroën’.
B AJO un cielo nublado y un tímido sirimiri arrancó ayer a mediodía el tradicional Domingo de Piñata de Altza. A pesar del viento y la espesa capa de nubes, las calles del barrio donostiarra estaban a rebosar de gente congregada para admirar las carrozas. Los protagonistas, como de costumbre, fueron los niños disfrazados, e incluso el sol se asomó a ratos para ver el desfile.
Desde Lau Haizeta, la parte más alta del barrio, partieron 19 comparsas rumbo al parque de Harria, donde el dios Momo, su reina y su séquito esperaban para recibirlos. Bailarinas orientales, dragones, amazonas y mafiosos bailaron durante unas tres horas por las calles de Altza, con pasos llenos del color de sus trajes, la gracia de sus bailes y la música de las carrozas.
No todas las comparsas participaron hace una semana en el Carnaval de Donostia, pero sí en otras localidades. “Desfilamos en Hondarribia, Trintxerpe e Irun”, comentan Mónica Larreina y Joseba Kerejeta, de la comparsa Toxic. Aunque estos jóvenes se alegran de que su coreografía haya “salido muy bien”, confiesan “estar reventados” de marchar dos fines de semana seguidos sin parar. Aún así, “lo hemos pasado estupendamente”, apostillan mientras se reúnen con el resto de sus compañeros, de edades comprendidas entre los cuatro y los 45 años.
Integración
Latinoamérica desfila
Además de las cuatro carrozas del barrio, había dos que no eran de Gipuzkoa ni de Euskadi, sino directamente del otro lado del océano. Tanto ecuatorianos como bolivianos organizaron sus comparsas, ataviados con sus trajes tradicionales y mostrando “danzas populares de nuestro país”, tal y como indica Víctor Rojas de la comparsa de Bolivia. “El año pasado desfilamos con los ecuatorianos pero este año cada uno representa a su país”, agrega.
A pesar de que en la edición anterior de este evento algunas de las comparsas decidieron no salir debido a la lluvia, este año estuvieron todas, aunque con el personal incompleto. Iván López, presidente de la comparsa Thamessis, la mayor del evento con 220 integrantes, explica por qué sólo se han presentado 80 de sus bailarines. “Entre que es domingo por la mañana, el tiempo y la resaca, 140 se ha quedado en casa”, apuntó. Con todo, se declaró “bastante satisfecho” de su actuación.
Una de las comparsas locales, Gurea, una horda de 80 vikingos con mucha tradición piñatera, cerraba la procesión al final. Sobre un drakkar escandinavo portaban un equipo de sonido de 4.000 vatios de potencia, lo permitido por el Ayuntamiento para una comparsa mediana.
Finalmente las carrozas llegaron a su destino y recogieron cada una su correspondiente placa de manos del dios Momo, quien confesó ser un integrante de la comparsa de Santa Bárbara, otra de las del barrio. “Nunca habíamos visto el festival desde aquí, porque siempre estábamos con la comparsa”, decían entre sonrisas el dios, la reina y el séquito. Las risas y el buen humor cerraron la jornada con el mismo ritmo y entusiasmo con la que ésta había comenzado.
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