El presidente del Gobierno de Canarias, Adán Martín, demandó ayer que Frontex (Agencia de Vigilancia de Fronteras de la Unión Europea) controle la salida de embarcaciones con inmigrantes, porque “cada vez que llega un barco se abre un camino para otros”. Recalcó que la clave está en el control de las salidas.

D. M./EFE, S/C de Tenerife

El presidente del Gobierno de Canarias, Adán Martín, demandó ayer que Frontex (Agencia de Vigilancia de Fronteras de la Unión Europea) controle la salida de embarcaciones con inmigrantes, porque “cada vez que llega un barco se abre un camino para otros”.

Martín, en declaraciones a los periodistas, se refirió así a informaciones publicadas en la prensa sobre la posibilidad de que 4.000 asiáticos quieran llegar a Europa por la vía canaria.

Martín señaló que el Gobierno de Canarias lleva mucho tiempo advirtiendo de la necesidad de tomar medidas porque primero eran las pateras, después los cayucos y luego los barcos de hierro.

La clave del problema está en el control de las salidas, y por eso el Frontex debe intervenir, dijo Martín, quien pidió que el Gobierno mantenga “posiciones firmes”.

Subrayó que el Gobierno de Canarias es el primero “cuando se trata de apoyar los derechos humanos”, pero también en pedir que “los fenómenos migratorios sean regulados y controlados”.

Los 299 asiáticos del “Marine I” que todavía no han sido repatriados seguían ayer recluidos en un hangar en el puerto de Nuadibú, atendidos por Cruz Roja y por Médicos del Mundo, mientras España sigue trabajando con el objetivo de que todos salgan hacia sus países de origen.

El barco “Marine 1”, interceptado frente a las costas de Mauritania cuando se dirigía a Canarias, llevaba a bordo unos 300 inmigrantes indios, caboverdianos, srilankeses, birmanos y afganos.

Según relató ayer a EL DÍA la responsable de Médicos del Mundo en Mauritania, Pino González, los inmigrantes están tranquilos y custodiados por policía española y mauritana. Explicó que el hangar ha sido provisto de duchas y aseos, pero que los inmigrantes duermen en mantas sobre el suelo.

Además, el coordinador del equipo de Cruz Roja que ha atendido a los inmigrantes del “Marine I” desde el pasado 10 de febrero, Enrique Suárez, alertó de que estas 299 personas deberían permanecer “el menor tiempo posible” en el hangar del puerto de Nuadibú en el que se encuentran recluidos. Aunque no presentaban patologías graves, cuando bajaron del carguero sufrían dolencias estomacales, quemaduras, malestar general y un estado anímico muy bajo.

No se ha facilitado información de la marcha de los trámites.

Los inmigrantes no pueden salir de la nave en la que se encuentran y, en la medida de las posibilidades, Cruz Roja trata de prestarles una atención integral: ropa limpia, comida y bebida. Con el objetivo de entretenerlos, en el hangar se organizan actividades físicas y lúdicas, y les han facilitado juegos recreativos y hasta alguna película en su idioma conseguida gracias a miembros de Médicos del Mundo.