"La Opinión". MÉXICO: "En busca de la unidad de las familias"
Prensa Latinoamericana, 21-02-2007Eileen Truax.
“Estoy muy contento porque mi mamá y mi papá son inmigrantes, y porque cuando tenga 21 años puedo ayudarlos a que se queden aquí. Mi papá no tiene papeles y mi mamá tampoco, pero yo los voy a ayudar”. Antonio sólo tiene 11 años y no puede hablar muy bien, pero busca la manera de decir que él, siendo ciudadano estadounidense, va a buscar que su familia permanezca unida.
Tal vez ése es uno de los momentos más conmovedores durante el recorrido de la Marcha Migrante II, no sólo por la sencillez y la sinceridad del deseo de Antonio, sino porque también puso en evidencia el problema más grande para los migrantes en Estados Unidos: las leyes aprobadas en el Congreso pueden tener como resultado la separación de las familias.
Durante los 16 días en los que la caravana de la Marcha Migrante recorrió la frontera de costa a costa para recopilar historias de migrantes, ese tema se volvió recurrente: la madre que muere en brazos del hijo en medio del desierto, mientras buscaba alcanzar al marido. La de la niña que alcanza a cruzar el muro, pero que ve cómo detienen a su padre. La madre que ha visto volver a México los restos de su hijo muerto en la frontera, mientras otros dos hijos permanecen detenidos.
Ése es el espíritu que los activistas que participaron en esta acción pretenden llevar a Washington cuando inicie el debate por la reforma inmigratoria, con la esperanza de que alguna de estas historias ayude a inclinar la balanza. “Sabemos que hay quienes ya están muy a la derecha o muy a la izquierda”, dice Enrique Morones, presidente de Ángeles de la Frontera. “Pero también sabemos que hay muchos congresistas indecisos, y que tal vez una de estas historias podría ayudarles a decidirse y hacer la diferencia”.
“Yo creo que durante el año anterior hubo un cambio que ya no se puede parar”, señala Magdalena Schwartz, de la agrupación Migrantes sin Fronteras en Phoenix, Arizona. “Hay más movilización de organizaciones por todo el país, cada una haciendo lo suyo, pero estamos usando otras estrategias, tenemos fuerza, más que antes, para lograr una reforma inmigratoria”.
Sin embargo, Schwartz reconoce que la situación no es fácil, sobre todo en estados como el suyo. “Arizona es la cuna de las iniciativas antiinmigrantes; empezamos con la Proposición 200 y ahora tenemos 13 de ellas”, recuerda. “Pero Estados Unidos es un buen país y por eso queremos estar aquí. Aquí tenemos libertad de hablar, incluso de protestar y decir que no estamos de acuerdo con esas leyes. Aquí podemos traer a nuestros hijos y darles la oportunidad de que ellos hagan lo que nosotros no pudimos hacer”.
Tal vez eso piensan los padres de Antonio, que quizás algún día, gracias a su hijo, puedan estar legalmente en este país. Pero también es posible que puedan hacerlo antes, si es que este año en Washington se abre una puerta para quienes están en la misma situación, para que quienes vienen no sigan muriendo en la frontera.
“Actividades como ésta, como una Marcha Migrante, envían un mensaje de que estás caminando por todos los que murieron en el desierto y que ya no pueden caminar porque se quedaron en el camino”, dice Schwartz. “Tiene un significado emocional, espiritual; el que marcha con esas cruces dice: nosotros llegamos por ustedes”.
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