EFE
Bruselas

La Comisión Europea (CE) facilitó el diálogo entre las autoridades mauritanas y el Gobierno español para solucionar el contencioso sobre el ‘Marine I’, el barco con cerca de 40 inmigrantes retenido diez días frente a las costas de Mauritania cuando se dirigía hacia Canarias.

“La Comisión facilitó el diálogo entre todas las partes para que encontraran una solución lo más rápido posible desde el punto de vista humanitario”, según explicó el portavoz de Desarrollo, Amadeu Altafaj.

El portavoz recordó que el comisario europeo de Desarrollo y Ayuda Humanitaria, Louis Michel, habló la semana pasada con el presidente mauritano, Ely Uld Mohamed Vall, y que hubo otros contactos a través de la delegación de la CE en Mauritania.

También el comisario de Justicia, Seguridad y Libertades, Franco Frattini, mantuvo contactos con las autoridades mauritanas, pero según Altafaj “no era para presionar, puesto que ésta no es nuestra competencia”.

“Lo que estaba claro es que había que encontrar una solución lo antes posible por una cuestión humanitaria y Mauritania era la solución que se estaba discutiendo en ese momento (entre las autoridades españolas y mauritanas)”, explicó el portavoz.

Altafaj recordó que el barco estaba en una situación que hacía aconsejable llevarlo a un puerto lo antes posible por motivos humanitarios, pero también por razones puramente mecánicas.

En este sentido, dijo que la CE ayudó a que las autoridades mauritanas, que finalmente decidieron hacerse cargo del buque, adoptaran una “actitud más constructiva”.

“Ellos comprenden que vemos este problema como algo que tiene dimensiones europeas y no es únicamente bilateral, pues ha habido otros barcos y habrá más”, añadió.

Altafaj también destacó que el Ejecutivo comunitario mantiene un diálogo semanal con España sobre cuestiones migratorias.

“La CE mantiene todas las líneas abiertas. Es un diálogo constante y a distintos niveles”, dijo el portavoz, quien explicó que con la mejora de las condiciones climatológicas en el mar pueden aumentar los casos.

En todo caso señaló que es importante que los refugiados del Marine I, sean políticos o económicos, sean tratados correctamente y que se respeten sus derechos.

En el barco, que pasó dos meses en alta mar y quince días frente a las costas de Mauritania, viajaban 369 inmigrantes asiáticos, procedentes de Cachemira (India), Birmania, Sri Lanka y Afganistán, y 35 subsaharianos de Costa de Marfil, Sierra Leona y Liberia.

Según Altafaj, las autoridades mauritanas están ahora poniendo en marcha un sistema de identificación, que respete “todas las condiciones que prevé la legislación internacional y, en particular, con un seguimiento de la Oficina Internacional de las Migraciones”.

El portavoz destacó en este sentido “el esfuerzo enorme” realizado por el presidente mauritano y su Gobierno “en una situación muy difícil para un país de tránsito y no de origen de inmigrantes y que tiene que controlar más de cinco mil kilómetros de fronteras con unos efectivos muy limitados”.
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