Un club de lujo paradisíaco... y racista
Asia, a 97 kilómetros de Lima, prohíbe la entrada a los mestizos y somete
La Razón, 18-02-2007buenos aires – Érase una vez un lugar llamado Asia, donde sus habitantes
eran altos, de tez blanca y cabello rubio. Las construcciones todas
blancas y cuadradas, contaban con grandes cristales para mostrar el lujo y
la opulencia que albergaban en su interior. Su entrada era restringida
sólo a unos pocos privilegiados a los que también se reservaban las
mejores playas. El camino hacia el sur se torna árido sólo interrumpido
por colinas grisáceas. La carretera Panamericana, recta y despejada,
permite disfrutar del paisaje. En la lejanía se vislumbra un oasis. Casas
blancas, fuentes repletas y grandes jardines permanecen amurallados.
No es un cuento, es real: se trata del lugar más exclusivo de Perú
donde la discriminación racial se confunde con las buenas costumbres. Un
club donde los mestizos tienen el acceso prohibido. La única manera de que
un «cholo» entre en la urbanización es trabajando y siempre con el
obligado uniforme azul que todos los empleados deben vestir.
Cuenta
la leyenda que Alejandro Toledo, ex presidente de Perú y de marcados
rasgos indígenas – algunos se refieren a él en tono despectivo como
«Choledo» – , intentó poco antes de iniciar su mandato la entrada a las
playas. Su acceso fue denegado. Mucho más verídico es el testimonio de
Lucía Martín, periodista española que trabajó para la revista del club.
«Decidí dejar la publicación cuando el director prohibió que saliera una
entrevista realizada a un escultor mestizo; nunca me dio una razón
concreta, sólo agregó que no era apropiada», nos comenta la periodista.
Además de los atuendos de rigor, las empleadas deben cumplir otras curiosas
normas. En su tiempo libre, en el caso de que lo tengan, no podrán
disfrutar de las playas hasta después de las 19:00 cuando el sol cae y la
visibilidad se hace nula. Tampoco tienen permitido andar juntas porque se
considera grupo, algo desagradable a la vista de la dirección de Asia.
Pasar el «filtro»
Pero la sectaria normativa
también se extiende hasta la compra y construcción de las viviendas. Para
acceder a una residencia, el candidato debe pasar «el filtro» establecido
por el comité. Ellos evalúan su estatus, antecedentes y linaje. Testigo
vivo de esta situación es el conocido «Rey de la Papa», un rico empresario
que acaudaló una fortuna con su cadena de comida rápida. Al igual que
Toledo de tez morena, no pudo acceder a Asia.
Supuestamente la
Justicia está en contra de estas prácticas. El pasado 18 de enero, el
Congreso peruano aprobó una ley que castiga hasta con tres años de cárcel
los actos de discriminación y racismo que restringen el libre tránsito a
las playas y a quienes vulneren el derecho de las personas a un trato
equitativo y justo en toda transacción comercial al solicitar servicios en
locales públicos.
Los precios de las construcciones de Asia
superan los 100.000 dólares y entre sus compradores se encuentra una
surtida gama de privilegiados peruanos. Este corresponsal pudo almorzar en
la playa «Golf» junto a varios miembros de la cúpula del ex asesor de
inteligencia Vladimiro Montesinos. Aunque procesados disfrutan de su
retiro de lujo.
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