Bardem lleva a Berlín a las víctimas olvidadas del mundo globalizado

El Periodico, 17-02-2007

Inmóvil y con los pies atados ante un león. Esa pesadilla acecha a un huérfano que huye en Uganda de los militares que entrenan a los niños soldados. Es una de las voces de Invisibles, uno de tantos casos ignorados, acallados y abandonados a los que esta película coral producida por Javier Bardem quiere situar en el foco de la atención mediática. Un grito contra la indiferencia, lanzado ayer en la Berlinale por cinco cineastas que recorren tres conflictos armados y dos enfermedades silenciadas. Médicos sin Fronteras las llaman “las crisis olvidadas”.

ISABEL COIXET

“No vemos a las víctimas, no sabemos nada”

Isabel Coixet nunca había oído hablar de la temida enfermedad de Chagas. Le indignó descubrir que hay 1.800 medicamentos para el adelgazamiento pendientes de patente y ni uno efectivo contra una infección mortal de origen parasitario que afecta a 18 millones de personas en las zonas más desamparadas de Bolivia y Argentina. Eso le llevó a rodar Cartas a Nora, que nace de la conversación que mantuvo con una inmigrante boliviana que trabaja día y noche cuidando a ancianos y niños en España. Lo hace para enviar dinero a su familia, rota por la muerte de una niña, y alejarla de la miseria, de esas casas de barro donde crece la vinchuca, el chinche que con su picadura transmite el mal. “No vemos a las víctimas. Cerramos los ojos. No sabemos nada de ellos.”

WIM WENDERS

“La violencia contra las mujeres merece atención”

Médicos sin Fronteras atiende cada día a una media de seis mujeres que han sido agredidas por las milicias en la República Democrática del Congo, a pesar de gaberse firmado en el 2002 los acuerdos de paz con el Gobierno de transición. La cifra de violaciones da escalofríos, y más cuando surge de un conflicto que año tras año aparece en la lista de las crisis más olvidadas. Wim Wenders acababa de emprender un viaje por África cuando Javier Bardem le propuso que participara en este proyecto. “Parecía escrito. Enseguida dije que sí”, cuenta el director de París, Texas. Lo que más le interesó es que no era una película sobre el trabajo de los médicos cooperantes, sino sobre los temas que más les preocupan. “No es nada agradable abordar la violencia contra las mujeres, pero merece una película y mucha más atención mediática”. El título de su corto es Crímenes invisibles.

FERNANDO LEÓN DE ARANOA

“Son conflictos que no aparecen en la prensa”

Como narrador le atrae aquello que no se cuenta. “Callar mata”. A Fernando León de Aranoa le motivó esta frase de Aitor Zabalgogeazkoa, director de Médicos sin Fronteras, cuando hablaba del silencio que impera en el Primer Mundo ante tanta barbarie. “Son conflictos que no aparecen en la prensa”, lamenta el director, que en Buenas noches, Ouma se adentra en el norte de Uganda, un país demolido por la guerra. Su mirada se dirige hacia niños que buscan refugio huyendo de los militares. “Había una palabra que siempre repetían: el miedo a la noche”.

JAVIER CORCUERA

“Sobre Colombia se informa poco y mal”

Un montículo de piedras con nombres escritos en rojo recuerda a los campesinos colombianos asesinados por grupos armados paramilitares tras arrebatarles la tierra. Javier Corcuera sigue el sangriento éxodo, el camino de regreso que emprende un grupo de familias para recuperar sus pequeñas parcelas. “Sobre Colombia se informa poco y mal”, dice el documentalista. En La voz de las piedras habla de un país en el que mil personas son dueñas del 70% del suelo. “Se dice que es un país amigo de la democracia. ¡Qué tremenda mentira!”.

MARIANO BARROSO

El difícil y arduo camino de las medicinas en África

El sueño de Bianca refleja lo que cambia la vida dependiendo de dónde se nace. Mariano Barroso, que no pudo viajar a Berlín, muestra cómo una misma medicina se puede adquirir con enorme facilidad en un país occidental, mientras en África, donde más falta hace, apenas tiene distribución. En su filme, aparece Alba, una modelo que compra un tubo de eflornitina con fines cosméticos, para eliminar el vello de su rostro. Esa misma sustancia, en su aplicación inyectable, es la que necesita desesperadamente Bianca, que padece la llamada enfermad del sueño. De ello depende su salvación.

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