De euros a dólares en segundos
Diario de noticias de Gipuzkoa, 17-02-2007De euros a dólares en segundos
Los jóvenes Joelbil Martínez e Iván Barreda preguntan en el locutorio Intipuka el modo de enviar remesas.
jOELBIL Martínez e Iván Barreda se conocieron en Donostia hace unos días. Los dos son nicaragüenses, del Departamento de Madriz – se apresuran a precisar que así está bien escrito – , donde la vida económica se defiende en medio de la pobreza que azota al país y a toda la región centroamericana. Los dos visitan locutorios a diario.
Iván trata de enviar dinero a sus familiares cada mes. Todo depende de cómo le haya ido en el trabajo, siempre tan inestable, pero suele mandar del orden de 500 a 600 dólares. Se vale para ello de la compañía Servicentro, líder en el mercado de los servicios para la comunidad nicaragüense, que fue fundada el 25 de abril de 1998.
“Vengo a la agencia, me piden el pasaporte, el número de teléfono y el de la persona a la que va destinado el dinero. Todo es cuestión de segundos. Mi tía Caridad recibe de inmediato en Nicaragua la notificación para retirar el dinero”, asegura.
las multinacionales
Enorme red de pagadores
Estas multinacionales cuentan con una red de pagadores impresionante. Según explica Jorge González, hay casos, como el de Haití, donde el dinero enviado llega directamente a la casa del familiar que tanto lo espera.
La cuantía de estas remesas varía de un inmigrante a otro. Tanto como su situación socio laboral. “Si soy sincero, para mí no supone un gran problema no poder enviar más de 3.000 euros cada trimestre, tal como dice la nueva normativa, porque eso significa mover una media de 1.000 euros mensuales, algo que me resulta imposible”, reconoce.
Junto a él está sentada en un banco de la céntrica calle donostiarra de Reyes Católicos su compatriota Lisseth Tercero. De algún modo, disiente. Su situación económica es bien diferente. Para ella la nueva norma del gobierno supone una “faena”, puesto que maneja cifras que superan ese baremo, partidas de dinero que van dirigidas a su marido Armando José y a los cuidadores de su hijo Osbahir, de dos años. “Sólo me tomo fiesta el domingo, apenas salgo al estar trabajando como interna en el servicio doméstico, por lo que puedo vivir con 200 de los 1.200 euros que gano. No entiendo por qué se tienen que poner restricciones al dinero que se ha ganado de un modo legal”, critica.
el primer paso
Encontrar trabajo
Joelbis Martínez, el amigo de Iván, asiste a la charla con la sensación de ser un convidado de piedra. “Lo de enviar dinero a familiares lo veo todavía un poco lejano porque ahora mismo mi prioridad está en pagar la deuda contraída, algo que haré poco a poco”, explica pocos días después de pisar Donostia por vez primera.
El joven se despide preguntando por los anuncios de ofertas de trabajo que cuelgan de la puerta del locutorio. “Lo que necesito es ponerme a trabajar, y la verdad es que, de momento, me está resultando muy complicado”, lamenta.
Los dos compañeros inmigrantes se miran con la sensación de que la vida nunca ha sido justa con ellos. “Está claro que los regalos no caen del cielo, pero con el esfuerzo y solidaridad entre nosotros mismos siempre aligeramos nuestra carga e iluminamos el camino”, sonríen los dos compañeros antes de perderse por el centro de Donostia en busca de un amigo.
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