Jesús Henríquez

“La situación es preocupante”, así intentó resumir el diputado Carlos Castaneda, del FMLN, una serie de exposiciones escuchadas ayer y que se supone den la pauta para elaborar la estrategia que apoye una reforma migratoria que beneficie a la mayor cantidad de salvadoreños que están indocumentados en Estados Unidos.

La idea, dijo la diputada Carmen Elena Escalón, “es estar preparados para cuando nos toque estar en el Congreso y en el Senado, y poder llevar los argumentos necesarios” para convencer a republicanos y demócratas de la necesidad de una reforma.

Para ello, invitaron a Norberto Girón, de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM); la vicecanciller, Margarita Escobar; la procuradora para la Defensa de los Derechos Humanos, Beatrice de Carrillo; el embajador de El Salvador en Estados Unidos, René León, y Óscar Chacón, director de la Alianza Nacional de Comunidades Latinoamericanas y Caribeñas (NALAAC), quienes expusieron sus posiciones en torno a la reforma.

Sin embargo, las tarea no será fácil, según lo expuesto por el embajador León, quien fue tajante al afirmar que “no habrá paraísos migratorios”, y agrega que el primer paso a dar es lograr la renovación del TPS.

Como prueba de que el triunfo demócrata no garantiza la reforma como se creía, el diplomático puso de ejemplo que los demócratas no pudieron unificar su partido en torno a una resolución que criticaba al presidente George W. Bush por su política en Iraq.

En un evento aparte, el presidente de El Salvador, Elías Antonio Saca, afirmó: “Si llegamos a 2008 sin reforma migratoria, va a ser muy difícil, porque ya los norteamericanos están en campaña presidencial”.

Sin embargo, Chacón ve el efecto político más cercano y habla de que “la prematura campaña presidencial (que se vive ya en Estados Unidos) no ayuda” a la reforma.