EDITORIAL

"Prensa Libre". GUATEMALA. "Más sobre la visita de Bush"

Prensa Latinoamericana, 12-02-2007

La anunciada visita a Guatemala del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, comentada en este espacio el sábado recién pasado, permite otras variaciones sobre el tema, por su trascendencia y significado.

En efecto, la visita de un mandatario estadounidense siempre tiene importancia, aun en casos como el de ahora, cuando el comunicado de la Casa Blanca debió adicionar al motivo de la venida de Bush “experimentar la rica diversidad cultural” de nuestra Nación, el propósito de “entrevistarse con el presidente Óscar Berger y enfatizar la cercana relación entre los dos países”.

Para Guatemala, el tema más importante es, obviamente, el relacionado con los emigrantes guatemaltecos cuyas remesas constituyen pilares importantes de la economía nacional, pero al mismo tiempo contribuyen con la economía y el bienestar de la sociedad de los estados donde sobreviven, muchas veces en circunstancias muy difíciles, por su condición de personas sin papeles en regla.

El presidente visitante realiza esta gira como parte de un evidente cambio de su política hacia el sur del río Bravo. Una queja compartida por diversos sectores estadounidenses y por el subcontinente latinoamericano es que el interés personal de Bush no está centrado en esta zona del mundo tan importante para EE.UU., sino más bien ha estado dirigido a Europa y en especial al explosivo Medio Oriente, lugar de origen de algunas de las críticas internas más serias para su administración, sobre todo a causa del resultado de la prolongada guerra en Irak.

La tarea del presidente Berger es explicarle a su colega estadounidense que para los guatemaltecos es difícil de comprender cómo la Secretaria de Estado no puede o no tiene el poder suficiente para que el Departamento de Seguridad Interna cese o disminuya la deportación de personas que han vivido por muchos años en EE.UU. y que de pronto reciben tratamiento de delincuentes por el simple hecho de ser emigrantes indocumentados, pero que no han incurrido en delitos en los lugares donde residen.

Por otra parte, es importante que Bush tenga la oportunidad de ver en acción las ventajas económicas y sociales que representa la firma del Tratado de Libre Comercio con su país, pero al mismo tiempo que escuche los criterios de quienes, sin necesariamente rechazar la idea, sí se preocupan por la serie de valladares que en la práctica pueden recibir los productos nacionales y centroamericanos para ser vendidos en aquel enorme mercado, ya de por sí el socio comercial más importante de Guatemala.

La última visita de un presidente estadounidense ocurrió cuando vino Bill Clinton, quien admitió la participación estadounidense en asuntos internos de Guatemala durante la década de 1950. Esta vez no se tiene conocimiento del motivo específico de la llegada de Bush, y por eso es importante que no se convierta nada más en un viaje de cortesía, sin resultados prácticos para las dos partes.

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