Dos aviones venezolanos, uno de la Fuerza Aérea y otro de una aerolínea comercial, tenían previsto partir ayer, aproximadamente a las 18:00, llevando a España a 260 ecuatorianos perjudicados por la aerolínea Air Madrid.

Ambas aeronaves fueron cedidas por la gestión de los mandatarios Rafael Correa y Hugo Chávez y las respectivas cancillerías. “El apoyo de Venezuela es total, el Ecuador solo se encarga de poner el combustible.
El resto, los aviones y los tripulantes, son cedidos por Caracas”, señaló Pierina Correa, hermana del presidente ecuatoriano, quien coordinó la operación de ayer.

Además informó que entre el miércoles y jueves de la próxima semana llegará un vuelo chárter de la compañía Air Comet, contratado por el Gobierno ecuatoriano, por lo que advirtió a quienes les toque viajar, según el listado de Cancillería, que deberán endosar sus boletos notarizados para que el Gobierno ecuatoriano pueda hacer los reclamos judiciales respectivos ante Air Madrid o quien corresponda y recuperar esos recursos.

Trabajos perdidos
Al menos 300 personas con sus familiares y su equipaje llegaron ayer hasta la Base Aérea Simón Bolívar, muy temprano en la mañana, para lograr un cupo en los aviones venezolanos.

Pero no todos fueron favorecidos, pues se privilegió a quienes estaban en lista y a otros que llegaron desde provincias y debían retornar a España hasta antes del 15 de febrero.

Tras enterarse de los vuelos que partían ayer, Yesenia Piguave regresó a las 03:00 de ayer de Quito, donde permaneció tres días renovando unos permisos que habían caducado y de inmediato se dirigió al cantón Pedro Carbo, donde vive su familia, por su equipaje para poder viajar nuevamente a Guayaquil, con sus hijos Dana y José Miguel Martillo y su madre Victoria Santos.

Aunque ella pudo viajar ayer con su familia, ya perdió el trabajo que tenía en Sevilla, en la cocina de un restaurante, y ahora solo queda el sueldo de su esposo, Francisco Martillo, que retornó hace quince días, pero pagando un nuevo pasaje para no perder su empleo de conductor.
“Cuando llegue voy a buscar un nuevo empleo, no me queda de otra”, comentó resignada.

ROSA GALARZA
Viajó ayer. Vino a Guayaquil para tramitar la reagrupación familiar y debía retornar el 14 de enero a Madrid. “Llevo mi llanto atragantado”, dice, mientras explica que perdió su empleo de cuidar ancianos.

FANNY MOLINA
Llegó ayer de Manabí fletando una furgoneta, pero no logró cupo. Perdió su empleo en una compañía de limpieza; al igual que su esposo, en una agencia de viajes y su hijo en mantenimiento de piscinas.

WILLIAM CARRANCO
Voló ayer a las 07:30 a Quito, tomó a su hija y sus maletas y retornó a las 09:30 para viajar. Vive en España desde hace siete años y debía regresar en enero. Perdió su trabajo en un hotel en Madrid.