La integración de los jóvenes inmigrantes

Diario de Noticias, 11-02-2007

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A proliferación de bandas latinas en algunas ciudades del Estado y la presunta participación de algunos de sus integrantes en altercados, peleas y hechos delictivos ha disparado la alarma en una sociedad quizás demasiado permeable al chaparrón de noticias sensacionalistas que descargan algunos medios de comunicación. Efectivamente, la inmigración ha traído también algunos modelos de relaciones sociales entre los jóvenes, adobados por una estética rotunda y llamativa, que pueden resultar extraños en un paisaje de costumbres y hábitos demasiado tradicionales, pero nunca ser recibidos como manifestaciones agresivas por el simple hecho de ser diferentes. Es cierto que se han registrado en Pamplona episodios de violencia, muy grave alguno, protagonizados por un grupo de jóvenes latinos. Sin embargo, de ahí a pensar en una organización estructurada, perfilada para fines delictivos e incrustada en la actividad diaria de la calle va un gran trecho. De hecho, los informes que manejan los cuerpos policiales no detectan la presencia de esos modelos de bandas peligrosas en la capital navarra, y por los datos facilitados parece haber un control bastante estrecho de sus movimientos, escenarios e intenciones. Este sistema de prevención para evitar perniciosos modelos de imitación no debe ser sólo confiado a los cuerpos de policía. El objetivo es trabajar en la integración con quienes intentan transitar por la parte trasera del sistema, que no son ni de lejos la mayoría de esos jóvenes, sino grupúsculos muy reducidos que sufren las consecuencias del fracaso escolar, la desestructuración familiar, el portazo del mundo laboral o que simplemente no han superado el desarraigo. La educación debe ser el argumento sustancial (también para la comprensión de los nativos de esa nueva realidad), pero acompañada de la oferta de puntos de encuentro para disfrutar del ocio, alimentando la participación en actividades comunes que tengan que ver con la nueva realidad con la que conviven, adoctrinando en la importancia de compartir valores universales y acercándose a sus preocupaciones, que en gran parte son las mismas que persiguen a muchos sectores de la juventud navarra. En definitiva, trabajando en soluciones en lugar de caer en la denuncia y en la estigmatización.

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