España y Mauritania cerraron ayer al mediodía un acuerdo definitivo para repatriar a los inmigrantes que viajan a bordo del buque Marine I , fondeado desde el pasado domingo a 15 millas de las costas del país magrebí. Al cierre de esta edición, el barco se dirigía hacia el puerto mauritano de Nuadibú, donde estaba previsto atender a los pasajeros enfermos, según informó el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba.


España sufragará la repatriación de los 372 inmigrantes que viajan en el buque, pero el regreso a sus países de origen se organizará en función de su procedencia, previa identificación.


Los pasajeros de origen africano saldrán desde Mauritania de regreso a su país, mientras que los inmigrantes asiáticos viajarán a través de España o mediante las gestiones de la Organización Internacional de Inmigración en territorio mauritano.


La Media Luna Roja montó un hospital de campaña en el puerto para atender a los inmigrantes enfermos, ya que muchos padecen diarreas, fiebre y vómitos.


El ministro Rubalcaba – en la rueda de prensa que ofreció para presentar una campaña de tráfico – explicó que el pasado viernes se alcanzó un acuerdo con Mauritania para que este país permitiera el atraque del buque en el puerto de Nuadibú, como aseguró la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, tras la reunión del Consejo de Ministros. Sin embargo, el país magrebí frenó la puesta en práctica de los compromisos adquiridos hasta la confirmación de algunos detalles que, según el ministro, permitieron que el acuerdo se firmara definitivamente al mediodía de ayer.


El titular del Interior explicó que en la resolución del conflicto que planteó la avería del barco que se dirigía a las islas Canarias, el Gobierno español aplicó criterios «humanitarios», el Derecho Internacional y la defensa de los intereses españoles. Además, explicó que se intentó no enviar un mensaje equivocado a las mafias que trafican con personas.


Patrón condenado


Por otra parte, la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta condenó a cinco años de prisión a un marroquí acusado de ser el patrón de una patera en la que viajaban clandestinamente siete inmigrantes asiáticos, que habían iniciado la travesía desde Marruecos.