Subversado
Bilbao. “El Ayuntamiento no se preocupa de decenas de miles de ciudadanos porque no pueden votar”
Diego Jáuregui, portavoz y responsable de la Oficina de Información y Denuncia de SOS Racismo Bizkaia.
ND, 10-02-2007UNAI MARAÑA BILBAO
En un bajo en Solokoetxe, las oficinas de SOS Racismo albergan un orden barroco e informal pero eficaz. Diego Jáuregui nos espera en su despacho, con la familiaridad que nos otorga el trato previo, y nos invita a pasar sin habernos visto por una puerta sin asa a la que sale a recibirnos su simpático amigo canino. Durante la conversación, expone con conocimiento de causa un apasionado discurso sólido y bien construido, no por reiterado repetido.
Su actualidad viene marcada por la redada en la que se ha detenido a cinco trabajadores irregulares de un taller y a los empresarios que los emplearon. SOS Racismo demanda que la orden de expulsión sea retirada y que los afectados reciban un trato equiparado al de los locales. Jáuregui estima que castigan más al trabajador que al empresario, ya que al castigo penal ordinario del primero se suma la sanción de la Ley de Extranjería, que implica la expulsión.
“Muy bonito sobre el papel”
Respecto al Plan de Inmigración que prepara el Ayuntamiento de Bilbao, Jáuregui considera que sigue las líneas generales del plan del Gobierno Vasco, que “dice cosas bonitas” pero condiciona los derechos a la situación de empadronamiento. Las directrices que “sobre el papel quedan muy bonitas” no se aplican en el campo de los derechos sociales. Éste no es el único ámbito en el que SOS Racismo observa una contradicción entre estos planes y la práctica municipal: por ejemplo, los informes de vivienda del Ayuntamiento “no ayudan en absoluto a los inmigrantes”, según Jáuregui.
El Ayuntamiento tampoco se libra de los dardos del portavoz de SOS Racismo en lo que a la seguridad ciudadana se refiere. Para Jáuregui, el discurso del alcalde “genera miedo”, sobre todo por la “obsesión catastrofista” con la que Iñaki Azkuna insiste en la que él mismo bautizó como “guerra al navajero”, que transmite a la opinión pública una inseguridad “que no se corresponde con la realidad”.
Contaminación informativa
Esta visión distorsionada es además alimentada, según Jáuregui, por los medios de comunicación, que señalan la nacionalidad “con carácter explicativo”. SOS Racismo lucha porque “los periódicos” eviten prejuicios y estereotipos y eludan la mención al origen: “Hay diarios que tras una reflexión la han retirado, mientras otros la siguen resaltando porque el morbo vende más”.
Por ejemplo, respecto al caso del taxista asesinado, cuyo ejecutor fue sentenciado recientemente, Jáuregui considera que “se le habría dado menos bombo” si el culpable no fuera extranjero; un aspecto en el que el portavoz admite que por una vez las declaraciones del alcalde respondieron a su deber de “calmar la alarma social”.
Datos falsos sobre delincuencia
Diego Jáuregui tacha rotundamente de falsos los datos que clasifican como extranjeros a la mitad de los detenidos en Bilbao, y además llama la atención, para explicar la alta proporción de foráneos en los atestados, sobre otras variables más determinantes en la delincuencia que la nacionalidad, como son la edad –“el 80% de los extranjeros tienen entre 24 y 40 años”–, la situación de exclusión, y los motivos de estas detenciones: la mitad son arrestados por carecer de “papeles”, y muchos otros por ligeras faltas, “pequeños delitos de calle” o por acusaciones “a las que la policía es muy aficionada” como desobediencia o resistencia a la autoridad, situaciones que Jáuregui opina que los agentes provocan, amparados por el valor de prueba que su palabra tiene ante un juez. Los abusos policiales, “demasiados”, llegan al extremo de “palizas injustificadas y con saña”, denuncia el portavoz.
“Los datos no respaldan la vinculación entre inmigración y delincuencia”, concluye Jáuregui, que considera más alarmante aun el discurso “racista” que achaca un mayor grado de violencia a determinadas culturas. Para el miembro de SOS Racismo, los medios de comunicación alarman “como si viviéramos en una guerra, como la que Azkuna ha declarado al navajero”, porque “mucha gente quiere que vivamos con miedo”, para lo que convierten en “conflicto racial” casos como el de Alcorcón, “que no lo era en su origen”. “Nos venden un mundo dividido”, denuncia Jáuregui, quien sentencia: “Cuando nos convencen de que no podemos convivir, no convivimos”.
“Quieren que vivamos con miedo”
“Cuando nos convencen de que no podemos convivir, no convivimos”
Menores abandonados
Un alarmismo que también se traslada, según la organización por la igualdad, al trato informativo de los centros para Menores Inmigrantes No Acompañados (MENAs), “más responsables que los autóctonos”, aunque inevitable foco de conflictos “como adolescentes y excluidos” para cuyo cuidado “faltan medios”. En este aspecto, Jáuregui también se muestra contundente: “La Diputación es como un padre que no desea a sus hijos”. Como recuerda el portavoz, la sociedad se dota de medidas de protección de la infancia y, en ausencia de tutores legales, al ente foral le corresponde el papel de “padre y madre”, vínculo que deriva en “situaciones de pseudo abandono” que llegan al extremo: “Les han llegado a dar billetes de autobús para librarse de ellos”.
Jáuregui defiende que los MENAs deberían estar alojados en pisos de acogida como los autóctonos, y no alejados en “centros aparca chavales” como los de Amorebieta o el de emergencia de Artxanda.
Censo
Respecto al número de inmigrantes residentes en Bilbao, Jáuregui considera el padrón “un buen indicador”, aunque no registre a aquellos que duermen en pensiones o albergues, o a quienes los propietarios no dejan empadronarse, privándoles del derecho a la asistencia social. SOS Racismo reclama que el empadronamiento es un deber del Ayuntamiento, que “no se preocupa de los ciudadanos a los que no considera como tales porque no votan”. Bastante tienen los inmigrantes con encontrar dónde alojarse, y al respecto la oficina de información y denuncia de SOS Racismo ultima un estudio “aplastante” sobre la discriminación en las inmobiliarias.
El portavoz de la ONG no oculta que SOS Racismo “está muy mal visto en el Ayuntamiento” porque protestan y llaman la atención sobre “discursos racistas”. Sin embargo, la misma organización ha recibido la Medalla al Mérito ciudadano que concede el Ayuntamiento de San Sebastián, con cuyo técnico de inmigración hasta la delegación vizcaína tiene más relación que con sus homólogos bilbaínos, que demuestran para Jáuregui “poca preocupación por la integración”.
No pueden votar
Los derechos políticos son otro de los caballos de batalla de SOS Racismo: “A nadie le importa que decenas de miles de ciudadanos no podrán votar en las próximas elecciones municipales”, unos vecinos que “pagan sus impuestos” y que incluso pagarían el de la Renta si la Ley de Extranjería se lo permitiese. “Una parte de nuestra ciudadanía no tiene derechos políticos”, insiste Jáuregui.
En cuanto a los modos de ganarse la vida de los inmigrantes, Jáuregui denuncia la “persecución” de los vendedores ambulantes, otra “obsesión del Ayuntamiento”: “El alcalde pone a la policía municipal a perseguir a gente que no tiene otra manera de ganarse la vida” porque no les conceden licencias comerciales. El portavoz señala que quien amenaza al pequeño comercio son las grandes superficies comerciales, y critica el discurso “falso” y propio de quien tiene “mucha pasta” contra el ‘top manta’, que no perjudica a los grupos que empiezan y que “puede que hasta cree muchos más puestos de trabajo que la venta de música tradicional”, apostilla.
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