Un estudio realizado sobre los casos de guatemaltecas asesinadas en los últimos seis años reveló que la impunidad disfrutada hasta hoy por sus autores es la principal constante en esta forma de violencia.

La investigación, realizada por especialistas del Ministerio Público y del Centro de Análisis Forenses y Ciencias Aplicadas, concluyó que la falta de capacidad de las autoridades para contener los feminicidios y sancionar a los responsables, es el problema fundamental.

El período investigado fue de 2000 a 2006, se tomaron en cuenta 236 víctimas en el departamento de Guatemala y se determinó que la mayoría de ellas tenía entre 10 y 30 años de edad, eran amas de casas o estudiantes y fueron atacadas con saña.

Esta conclusión invalida el argumento de la policía sobre los ataques contra mujeres, según el cual las víctimas de estos hechos forman parte de pandillas juveniles o son resultado de ajustes de cuentas y rivalidades, precisa el documento.

Rodolfo Kepfer, siquiatra a cargo de la dirección del proyecto, afirmó que uno de los problemas más recurrentes fue la falta de documentación debido a la pobre investigación realizada por la policía.

Muchos peritos no entregaron nunca los informes correspondientes y son cambiados constantemente de casos, de igual manera que ocurre con los fiscales, señaló Kepfer.

Renato Durán, jefe de la Fiscalía de Delitos contra la Vida, informó que elaboraron el estudio para conocer las características de las víctimas y con ello profundizar en las investigaciones de sus decesos.

“Es importante saber qué pasa con las muertes de mujeres, para generar políticas de investigación y tener insumos adicionales para abordar los casos”, aseguró Durán.

Según el estudio, en el incremento de estos crímenes “no puede descartarse la intencionalidad de someter a la población al temor, y lo que es más, a la inhibición de la respuesta pública para la protesta social”.

Guatemala es el segundo país a nivel mundial con mayor índice de los llamados feminicidios, con más de dos mil 360 desde que la policía comenzó a registrar en 2000.

En lo que va de este año la cifra sobrepasa ya los 450 asesinatos de mujeres en todo el territorio nacional.

Riesgo permanente para mujeres migrantes

Las mujeres constituyeron casi la mitad del total mundial de emigrantes en el mundo, es decir casi 95 millones de ellas salieron de sus lugares de origen para contribuir a la reducción de la pobreza de sus comunidades, y a pesar de ello, permanecen invisibles para las políticas públicas de sus naciones, para los anfitriones y para las agendas internacionales, situación que las coloca en una situación de permanente riesgo.

Así lo establece el informe sobre El Estado de la Población Mundial 2006, Hacia la Esperanza, Las Mujeres y la Migración Internacional, que presentó el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés), donde se destaca que el 49.6 por ciento de la población mundial que emigra (191 millones) por diferentes razones sociales, económicas y políticas son mujeres.

Estas miles de mujeres envían cada año millones de dólares en remesas a sus hogares y comunidades de origen, “estos fondos van a saciar bocas hambrientas, vestir y educar niños, costear servicios de salud y, en general, mejorar los niveles de vida de los seres queridos que se quedaron atrás”. A pesar de su importancia “las mujeres migrantes figuran entre las personas más vulnerables a la conculcación de sus derechos humanos”.

El documento, también refirió la importancia que las mujeres tienen en los países anfitriones, donde “realizan duros trabajos en los hogares de familias de trabajadores, atienden a los enfermos y reconfortan a los ancianos. Aportan sus conocimientos técnicos y profesionales, pagan impuestos y apoyan calladamente una calidad de vida que muchos dan por sentada”.

La UNFPA consideró que ésta será una oportunidad para velar porque se reconozcan y aborden explícita y adecuadamente las necesidades y los derechos humanos de las mujeres migrantes y su contribución al desarrollo y a la reducción de la pobreza. “Hoy, el mundo tiene una oportunidad sin par de cambiar esta situación y poner a las mujeres migrantes en la agenda de las políticas internacionales.”

El organismo plantea por ello los riesgos de la esclavitud contemporánea que padecen las víctimas de trata hasta la explotación a que están sometidas las trabajadoras domésticas, y sostiene que sus necesidades son urgentes y merecen que se les dé atención con carácter prioritario. “el arduo trabajo que realizan merece reconocimiento y es preciso proteger sus derechos humanos”, señala UNFPA.

Cuando las mujeres migran sin documentos o visas tiene más riesgos de sufrir vejaciones sexuales y físicas, pueden también sofocar las protecciones laborales, sus planes de pensión y su sistema jurídico.

Se estima que entre 30 y 40 millones de personas migran en estas condiciones y a medida que las autoridades reprimen cada vez más esas corrientes, “aumenta el número de migrantes desesperados que se embarcan para efectuar cruces cada vez más peligrosos” y miles pierden la vida.

Las tendencias ponen de manifiesto que actualmente un 75 por ciento de todos los migrantes internacionales viven en 28 países; uno de cuatro migrantes reside en América del Norte y uno de cada tres, en Europa.

Tomado de Mujeres, versión digital de la revista de la Federación de Mujeres Cubanas.